China, el aliado ingrato

Nery Alexis Gaitán

China es un aliado ingrato, ya lo hemos visto con algunos de los países con los cuales ha entablado relaciones diplomáticas. Para empezar, sus relaciones inician negando y coaccionando la libre autodeterminación de los pueblos. En este caso, desconociendo la absoluta independencia de Taiwán. Los chinos condicionan: o Taiwán o nosotros, en un franco irrespeto a la autonomía de los demás países, que tienen el derecho de entablar relaciones con quienes deseen sin condicionamiento alguno.

Nos preguntamos, ¿cómo pueden ser honestas unas relaciones que empiezan negando derechos fundamentales a sus hermanos taiwaneses? A partir de ahí se desprende que todo lo que hagan estará contaminado de deshonestidad.

Así vemos que prometen el cielo y la tierra para que los países establezcan relaciones con ellos y abandonen a Taiwán. Por lo general, prometen donaciones de megas obras de infraestructura que usualmente no cumplen, tal como lo advirtió el Departamento de Estado. Aquí se aplica el dicho: “Nadie promete tanto como aquel que no va a cumplir”. Sino que lo digan todos los países con los cuales han establecido relaciones diplomáticas y todavía siguen esperando las dádivas prometidas o simplemente el maravilloso tratado comercial que China les prometió, y que hasta el momento en la mayoría de los casos es inexiste o a cuentagotas, comprando a precios más baratos de lo habitual.

La política de China no es honesta y lo que desea es ganar terreno en su lucha contra Estados Unidos. Según Expediente Público: “En su avanzada por la región, China viene cooptando a la prensa para que reproduzcan la narrativa feliz del Partido Comunista. La estrategia incluye viajes de periodistas como ocurrió con un grupo de periodistas salvadoreños, pero con una “agenda controlada” o los 29 hombres y mujeres de los medios de comunicación de Honduras, en los que se invirtió aproximadamente 132 mil dólares solo en pasajes aéreos.

Como parte de los acuerdos con las élites criollas, en Honduras las autoridades estatales suscribieron un convenio con la empresa china Huawei, señalada de espionaje en Estados Unidos, la cual tendrá acceso a vídeos de las cámaras de vigilancia en Honduras y los datos de la línea de telecomunicaciones del Sistema de Emergencia 911 en el país centroamericano.

Mientras que, en Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se ven atraídos por la promesa de cuatro empresas estatales chinas, sancionadas internacionalmente y vinculadas a presuntos actos de sobornos en otros países de América Latina, ofrecen inversiones en diversos sectores”.

Por su parte, el analista Fierro de Jesús, expone que: “Ciertamente, el objetivo de China es contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región y contraponer sus principios de democracia y derechos humanos”.

Y eso es precisamente lo que el gobierno de Xiomara Castro ha hecho, alejarse de Washington para detener o eliminar las extradiciones de hondureños ligados al narcotráfico y al crimen organizado. El que se escuda se acusa dicen, y eso es lo que estamos vendo aquí.

Al romper relaciones con Taiwán, Xiomara Castro, para afianzar una agenda política de izquierda, no le importó ser malagradecida con el hermano pueblo taiwanés que tanto ayudó a Honduras durante más de 70 años. Además fue humillante que los sacará corriendo del país; como dice la ranchera “fue una puñalada trapera”. Por el honor, por la gratitud, por la honradez, eso no lo hubiera hecho, señora Presidente.

Ya estamos sufriendo las consecuencias de esa desacertada decisión, en el sur se han perdido miles de trabajos y China solo quiere pagar los camarones a mitad de precio de lo que pagaba Taiwán.

No creemos en ningún momento que el embajador, Yo Bo, haya venido a Honduras a ayudar en el desarrollo del país. Viene solamente a defender los intereses de China continental y ver de qué forma se aprovecha de los “incautos” hondureños.