Óscar Estrada
Esta semana la encuestadora Paradigma publicó los resultados de su encuesta número 97, que califica los 19 meses del gobierno de la Presidenta Castro. Sería incorrecto establecer un juicio definitivo basado únicamente en ese resultado, requerirá de futuras encuestas, con otras casas y otros métodos de recolección de información, para poder saber si son o no una tendencia. Pero voy a usar esta encuesta para explicar algo que creo importante.
En general, si nos basamos en el resultado de la encuesta, podríamos concluir que la población hondureña que ve el desempeño de la Presidenta Castro como Muy Bueno ha variado considerablemente durante este año y medio de gobierno, iniciando con un 8.5% a sus primeros cien días, llegando a un pico de 9.7% a los 16 meses. En la actualidad esa percepción ha caído a 4.1%, su punto más bajo según la encuesta.
Debemos sumar esta categoría de Muy bueno, con la categoría a la que sigue, Buena, que también muestra una variación. A los primeros 100 días el dato era de 18.7%, ese fue su pico más alto, luego cayó a 13.1% a los 12 meses. Hubo un pequeño aumento en la aprobación a los dieciséis meses 14.4%, pero luego volvió a caer. Actualmente mantiene una aprobación de 11.5%.
Si sumamos ambos datos para hacer uno solo, vemos que a los 100 días, 27.2% de la población calificaba el desempeño de la Presidenta como Muy bueno o Bueno. Ese número bajó un 10% a final del año, colocándose en un 17.9% de calificación Muy Buena o Buena; a los dieciséis meses subió a 24.1%, colocándose muy cercano al inicio de la administración y en la actualidad tiene un 15.6% de aprobación, su punto más bajo en lo que va de su gobierno.
¿Qué pasó entonces, entre mayo y septiembre de 2023, que significara la caída de 12% en aprobación en la gestión de la Presidenta Castro?: La elección de la Fiscalía.
La encuesta Paradigma realizó su estudio entre el 18 de agosto y 2 de septiembre del 2023, fecha donde tomó calor el tema de la elección de la Fiscalía. La participación directa de la Presidenta, intentando influir en la elección de otro poder del Estado, llamando a su base para movilizarse y “presionar” a los diputados de la oposición, tuvo como consecuencia directa este resultado que hoy vemos.
Volvámos a los números. La mayoría de la población encuestada calificó inicialmente, a los primeros cien días, el desempeño como Regular 49.3%, y aunque esta cifra disminuyó 12 puntos a final del año, 37.1% y casi 10 puntos más a los 16 meses, 28.4%, ha vuelto a subir en el último periodo a un 33.7% de calificación regular. Este dato es importante resaltarlo porque es aquí en donde se puede encontrar la población independiente, que no es ni del Partido Libre ni de los partidos de la oposición.
Según los datos de la misma encuestadora, el porcentaje de la población que dice no pertenecer a ningún partido oscila entre el 49% y 51%. En un ambiente “ideal”, este porcentaje que cayó de calificación regular (15.6%) debería haberse sumado al 15.6% que tiene de calificación Muy buena o Buena, colocando al gobierno en un cómodo 32% de aprobación, pero eso no es así. Al contrario, ese porcentaje se sumó a tercio final que lo califica de Mala o Muy mala.
La percepción de que el desempeño de Xiomara Castro es Malo, NO ha aumentado desde los 100 días, subiendo de un 16.5%, aun 27.3%, 27.7%, 26.0% a los doce, dieciséis y diecinueve meses respectivamente. Este dato se mantiene relativamente constante.
Es en esta otra categoría donde se muestra el aumento más notable y constante. La calificación como Muy Mala que inició con un 7% a los primeros cien días, al año subió un 17% (10% más), a los dieciséis meses subió 3% a 19% y actualmente ronda por el 24%. Sumemos: 10% + 3% + 5% = 18%.
Eso nos indica entonces que ese aumento en un 18% de la calificación Muy mala, pasó directamente de la calificación que tenía de Regular. O sea, es el voto independiente, que no es del Partido Libre, que no es del Partido Nacional o Liberal, ni PSH, quién pasó a calificar la gestión de la presidenta Castro como Muy Mala. Vuelvo a decirlo, como consecuencia de la intervención directa de la Presidenta Castro en los asuntos de otro poder del Estado y el uso de las bases de su partido para “presionar” a la oposición, que la población califica de forma negativa.