¿Qué es el hombre, una máquina o un dios?

Por: Gustavo Adolfo Milla Bermúdez*

¿Qué es la vida, dónde nace, dónde muere? El hombre es un soplo divino que Dios le dio y su libre albedrío para que su conocimiento y pensamientos fueran de lógica sin adversidades a su condición humana.

El hombre es un egomo por ser de conceptos abstractos filosóficos, es un enigma como cosa de significado oculto. Enigma dicho de sentido deliberadamente encubierto para que sea difícil de razonamiento; no es como la lógica de fácil entendimiento. Es el gran paradigma y conflicto de la humanidad.

Si la mente puede comprender el significado del presente, entonces la acción se vuelve realización plena y no crea conflictos y sufrimientos, que no es sino el resultado de la acción limitada, de obstáculos que el temor ha implantado en el pensamiento del hombre para volverlo esclavo.

Ahora bien, para comprender la realidad, es el profundo significado del movimiento de la vida, el cual es eterno, el pensamiento debe librarse de este vínculo y esta influencia del pasado y el futuro, la mente tiene que estar por completo desnuda, sin escape y no apoyo alguno sin el poder de crear ilusiones. En esa claridad, en esa simplicidad nace como la flor, la verdad, nace el éxtasis de la vida.

Aquí es donde nace la pregunta: ¿qué es el hombre: una bestia o un dios? El hombre y la mujer con el poder político se vuelven dioses, super seres humanos, son despiadados y al hombre pobre lo ven por encima de los hombros y desprecio, pues el político vive de vanidades y de hipocresía por el opio de su ignorancia. Pues hasta el día de hoy no he visto un piadoso que tenga bondad de bien, pero sí he visto quien reparte odio por amor. Las víboras del gobierno incitan al pueblo a la rebelión, eso no es gobernanza, es crimen y debe abrirse un juicio político.

Un buen presidente debe de actuar en beneficio del pueblo y para el pueblo. Debe ser con cordura y con reglas bien establecidas que abonen a la sociedad. El pueblo vive clamando por los derechos individuales y colectivos. Por lo menos traten de aplicar la lógica y puedan discernir con razonamiento ni lógica absoluta, sino fundamentados en el código de los derechos humanos que fueron la bandera de lucha de las Naciones Unidas para proteger al hombre y la sociedad en que él vive.

Esta memoria es en realidad, un ajuste autoprotector a la vida, al cual se le llama a menudo autodisciplina. Tal disciplina no es sino un sistema defensivo contra el abuso del poder de su gobernante, una hábil protección y caución de pésima administración de políticas de Estado, contra la vida misma. Así el pasado que es tradición de gobiernos déspotas que irrespetan a los pueblos y traicionan con toda perversidad violentando la Constitución que se encuentra en la Carta Magna y sus demás leyes de la República. Entonces ese debe ser el hombre convertido en bestia y obvia al pueblo que lo llevó al poder soberano, que es el pabellón de la patria.

La ilusión se divide infinitamente a sí mismo en el hombre. Es aquel que piensa y lucha por el bienestar colectivo de su pueblo. Pues su alma es una división que tiene su origen en hacer lo bondadoso; a ser una realidad. Primero está el pueblo y después él con su familia. Y finalmente esta Dios o la realidad; así es cuando existe un gobernante con pasión de patria. Así está dividida la vida política entre hombres perversos y hombres bondadosos. La conciencia limitada crea sus propias ilusiones y está atrapada en su propia ignorancia, cuando la mente se libera de sus propias ilusiones vanas, entonces existe la realidad, no “uno” que llega a ser una realidad.

El hombre de ayer y de hoy no quiere aprender a obedecer y cumplir las leyes que están escritas en la Biblia, que es el libro del hombre. Por mal entendimiento del hombre necio y torpe no alcanza ver la luz al otro lado del tul por el opio de la ignorancia que predomina en su mente oscura y ser terco, se transforma en bestia llevando el peculio que produjo su tóxico de maldad.

*Lic. en Economía Política

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