Jesús Evelio Inestroza Manzanares
Camilo Girón fue un profesional de la medicina intibucano con un notable registro en la medicina, la historia política y en el recurrente conflicto militar en el primer tercio del siglo XX, coincidiendo su tiempo existencial con el nacimiento de los partidos políticos y el fortalecimiento del caudillismo, que lo llevó a participar en los campos de batalla para resolver las diferencias y reclamos, acompañando en esa empresa a su coterráneo compadre y amigo personal, el general Gregorio Ferrera Gonzáles. Nació Girón en el caserío de Choloma, aldea de San Jerónimo, municipio de Jesús de Otoro, en el año de 1882; los vestigios de los arranques de su casa natal se encuentran en un terreno que actualmente pertenece a Celedón Cantarero quien lo compró a Francisco Domínguez Ferrera. Fueron sus padres Margarito López, uno de los más notables oligarcas esperanzanos y Petrona Ester Girón. Probablemente López conoció a Petrona en su tránsito por el camino real, (que distaba 500 metros del caserío) cuando viajaba a la costa norte en vía de negocios. Choloma conectaba con los sitios de Rancho Quemado y Cruz Alta, del municipio de Intibucá.
Eran hermanos de Camilo, por la línea materna: Manuela Girón (nacida el 19 de mayo de 1889), por la línea paterna: Francisco, Rafael, Margarita, Cleotilde, Concepción, Enriqueta y Dolores, todos hijos de Margarito López y Eloísa Padilla; además, Emilio López, nacido en La Pimienta.
Hijos del Dr. Girón, con Filomena Andino: Betulia Girón Andino, quien nació en Comayagüela el 1 de noviembre de 1910 y Alicia Girón Andino, nacida el 23 de octubre de 1912; con Marcelina Díaz (con quien se casó por lo civil): Romelia Antonia Girón Díaz, nacida en Santa Cruz de Yojoa el 16 de junio de 1919; con Margarita Valenzuela procreó a María Fidelia Girón Valenzuela, nacida el 24 de julio de 1921 en Puerto Cortés y bautizada en iglesia de La Esperanza por el padre Martiniano Aguilar V., fueron sus padrinos el coronel Gregorio Ferrera, su esposa María Luisa Padilla y Betulia Girón; Camilo Girón Valenzuela nacido en La Esperanza el 5 de mayo de 1923, bautizado en La Esperanza, murió en Tegucigalpa el 27 de marzo de 2007) y Nicolás Girón Valenzuela (se casó en Tela en 1939); y con Adela Fiallos: Antonio Girón Fiallos, nacido en 1925 y Ernestina Girón Fiallos, nacida en 1927 en La Pimienta, Cortés.
Realizó sus estudios primarios y los de bachillerato en el colegio “La Ilustración” de La Esperanza, centro educativo, fundado en abril de 1891, siendo su director el licenciado Anastasio Cabrera, asistido entre otros, por el siguiente personal docente: abogados Audato Muñoz (yerno del general Antonio López) y José Mercedes Santos, Presbítero Antonio Alvarado Castro y don Lisandro Padilla Del Cid. Fueron gestores además de López los notables intibucanos Margarito López (su padre), Casiano López, Vicente Mejía Velásquez, abogado Cornelio Mejía, doctor Marcelino Mejía, Presbítero Antonio Álvarez Castro, Isaías Alvarado, Dionisio Mejía, Ezequiel Morales etc. Quedaron organizados tres cursos de ciencias y letras conforme al plan de estudios vigente. Muchos alumnos que habían empezado su educación en otros colegios optaron por proseguir en el colegio de la ciudad, llegando también, jóvenes de otros pueblos.
El colegio “La Ilustración” funcionó hasta el año de 1895, cuando fue clausurado por problemas económico, pero egresaron de sus aulas con el grado de bachiller Vicente Mejía Colindres (fue presidente de la República y era hijo de Vicente Mejía Velásquez y Juana Colindres, ambos mestizos de La Esperanza), Jesús María Alvarado, nuestro biografiado Camilo Girón, Felipe Mejía Morales, los hermanos Cristóbal y Teófilo Canales (de Jesús de Otoro), Sinforoso del Cid, Manuel López y otros más.
Según Enrique Aguilar Paz, Camilo Girón aparece en la matrícula de la Facultad de Medicina que funcionaba en la Universidad de Tegucigalpa en el año de 1903. El gobierno presidido por el general Manuel Bonilla, ordenó que en un ala occidental del edificio del Hospital General se alojara a las prostitutas enfermas para que los alumnos de Medicina hicieran estudios de enfermedades venéreas. Esta acción fue protestada en nota de 14 de octubre del referido año por los estudiantes de medicina, cirugía y farmacia, quienes manifestaron que la acción ejecutada por el gobierno constituía un proceder incorrecto y vejatorio, consideraban que lesionaba la salud y la buena reputación de que gozaban. En vista de que las protestas fueron desoídas por las autoridades, imprimieron hojas sueltas en donde expresaron sus demandas y dieron a conocer que no asistirían a clases, tanto alumnos como catedráticos mientras no retiraran a dichas mujeres. 28 estudiantes, entre los que se encontraba Camilo Girón firmaron la nota. Ninguna de las dos partes quiso ceder. Además de Girón los estudiantes firmantes eran los siguientes: José Jorge Callejas, R. Quezada, Francisco Guillén A., Daniel Sánchez Soriano, Manuel Ordoñez O., J. Adán Bonilla Contreras, Ramón T. Jerez, Miguel Vigil Vega, J. Antonio Contreras, Carlos F. Williams, Ramón Valladares, M. Noé Rivas, Salvador Torres V., Arturo Lardizábal, Adán Alvarado López, Manuel Zúñiga Idiáquez, Manuel F. Rojas, M.H. Girón, Ángel M. Fortín, Rubén Andino Aguilar, Quintín Aguilar, Marcial Aguilar, Prospero Padilla Romero, José María Guillén h., Gustavo Pineda Morales, M. Alvarado Mejía y Eusebio Toledo López.
El 21 de octubre de 1903, el ministro de Instrucción Pública Dr. y general Miguel R. Dávila solicitó a la junta directiva de la Facultad de Medicina la expulsión de los alumnos, sanción de falta grave que no quiso aplicar la junta considerando que la conducta de los estudiantes había sido siempre correcta. La respuesta del gobierno no se hizo esperar. El Ejecutivo hizo instalar a las meretrices en el local que ocupaba la facultad clausurando la Escuela de Medicina el 6 de noviembre de 1903, anunciando el cierre la Escuela de Medicina y cirugía por ese año académico, con el argumento de que los alumnos no concurrían a sus clases sin asistirle excusa legal y que de acuerdo a los reglamentos habían perdido el curso en todas las materias en que estaban matriculados. Además, fueron destituidos los profesores Dr. Manuel Saravia y Dr. Vicente Idiáquez, y se le dio licencia indefinida sin solicitarla al Dr. Diego Robles, vicedecano de la Facultad en funciones de decano. La mayoría de los jóvenes que estudiaban medicina emigraron a El Salvador y Guatemala donde continuaron sus estudios.
La Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia, permaneció cerrada hasta el 1 de diciembre de 1909, cuando el gobierno presidido por el general Miguel R. Dávila decretó su reapertura. Se desempeñaba como ministro de Instrucción el Dr. Vicente Mejía Colindres. Camilo Girón ya había concluido sus estudios en la Universidad Nacional de El Salvador, donde obtuvo título de doctor en medicina y cirugía, regresó a Honduras y fue nombrado catedrático en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional en 1910, ejerciendo además su profesión en Tegucigalpa, según documentación consultada.
En este período la Facultad funcionó en el edificio de la Universidad, pero al abrirse las clases ocupó nuevamente el edificio que para escuela se había construido en1883. También se abrieron dos cursos de farmacia.
Fue diputado en el gobierno del general Dávila (1908-1911) y al final de este período lo encontramos impartiendo charlas a las alumnas de la Escuela Normal de Señoritas y coordinando actividades con la institución formadora encaminadas a lograr su participación en el combate de epidemias, cuando era directora la profesora María Teresa Nájera; luego fijó su residencia en San Pedro Sula. El 28 de febrero de 1912 incorporó su título de médico y cirujano en la Universidad Central de la República. En 1913 el gobierno le dio exención para importar libre de impuestos, equipos quirúrgicos y ortopédicos con el compromiso de atender gratuitamente al personal de las guarniciones de San Pedro Sula y Puerto Cortés, entre otros servicios, en la clínica establecida en sociedad con el Dr. Manuel Morales. Ese mismo año fue llamado por el gobierno central para preparar los restos del presidente de la República General Manuel Bonilla, fallecido el 21 de marzo de aquel año.
Girón pertenecía a la masonería, pues figura en el cuadro de dignatarios y oficiales de la Logia “Eureka” N° 19 de San Pedro Sula en 1915, que trabajaba en el templo donde funciona actualmente la logia “Miguel Paz Barahona”. La logia fue fundada en 1899, siendo presidente de la República el general Terencio Sierra, pero dejó de operar en 1903, reorganizándose en 1915 ocupando Girón el cargo de Tesorero en la directiva. En los libros de trazados de la logia en sus tres grados simbólicos aparecían: Salvador C. Mendoza, José Pérez, Jesús Paz, Pascual P. Barahona, Adán Carón, Manuel Antonio Bonilla, Antonio S. Maradiaga, José María Mitchell, Catarino Rivas, Alfonso Bennaton, Fernando Rheimboldt, Carlos H. Lubbe, Eulogio E. Castellanos, Manuel F. Barahona, Carlos Inestroza Morgan, Saturnino Pacheco, Coronado Chávez, Domingo Sagastume, Héctor Pérez Estrada, Pedro Pacheco B., Salomón Bueso V., J. Edgardo Valenzuela, Salomón G. Cuadra, Luis Bográn, Luis Doubleday y Elizardo Alomá. Probablemente Camilo Girón fue iniciado en la Logia “Francisco Morazán N° 14 (clausurada en 1906) o la Igualdad N° 1 (fundada en 1911), de Tegucigalpa. En ellas se congregaron sobresalientes profesionales, entre ellos, militares y políticos como Terencio Sierra, Policarpo Bonilla, Miguel Paz Baraona, Francisco Bertrand, Miguel R. Dávila, Vicente Mejía Colindres, Miguel Ángel Zúniga Huete, Vicente Tosta y Juan Manuel Gálvez.
En el año de 1919 formó parte del cuerpo de jefes militares que iniciaron la guerra constitucionalista en La Esperanza. El 1 de agosto firmó el histórico manifiesto el ingeniero Félix Canales Salazar, y los coroneles Vicente Tosta Carrasco, Gregorio Ferrera Gonzáles, José Mejía Colindres y Luis Mejía Moreno. Es probable que al término del conflicto y resultar triunfante la revolución, el Dr. Girón fijara su residencia en La Esperanza ejerciendo su profesión de médico, pues en 1923 se encontraba en esa ciudad, realizando trabajo político a favor de la candidatura presidencial del Dr. Policarpo Bonilla junto al general Gregorio Ferrera. La lucha ponía a prueba las lealtades. El presidente de la República General Rafael López Gutiérrez ofreció el cargo de comandante y gobernador político de Ocotepeque al Dr. Camilo Girón, Bonillista del Comité de La Esperanza y amigo entrañable de Ferrera. No aceptó, pero solicitó al mandatario dar de baja al coronel Lázaro Manueles de San Miguelito, conocido por asesinatos en Guarita, al coronel Pablo Mejía de Intibucá, odiado por los indígenas y Porfirio Vásquez, flagelador de reos políticos e hijo de Raimundo Gómez verdugo de los intibucanos.
Por iniciativa suya se construyó el primer pensionado del Hospital del Norte de San Pedro Sula, el 15 de septiembre de 1921. Con motivo de celebrarse el primer centenario de la Independencia Patria, la Logia Masónica Eureka No.2 a la que pertenecía el Dr. Girón, inauguró un nuevo pabellón construido de 1925 a 1926.
En 1924 el Dr. Girón se unió a las fuerzas del general Gregorio Ferrera y participó como oficial con el grado de coronel y médico del ejército revolucionario en toda la campaña de la “Revolución Reivindicadora” de 1924. Tosta y Ferrera marcharon juntos y en total armonía, sin ninguna relación de subordinación de uno con respecto al otro. Los dos eran comandantes y llevaban como jefes de columnas a los coroneles Camilo Girón, Cristóbal Gutiérrez, Juan Z. Pérez, Blas y Pedro G. Domínguez, Martín López, Bruno Meza y otros. Tomaron Marcala y después se encaminaron a Gracias; en el lugar conocido como “Los Pelones de San Juan” se les incorporaron los coroneles gracianos Jesús Cáceres Trejo (padre del historiador Víctor Cáceres Lara), Cornelio Pineda Nájera y Marcos Espinoza, acompañados de los señores doctor Matías Molina Milla, don Juan Milla Cisneros y otros ciudadanos voluntarios.
El Dr. Girón desempeñó el cargo de comandante de armas y gobernador político de Copán en 1924 luego de triunfar la revolución, cargo que ocupaba el general Vicente Tosta Carrasco. El 10 de febrero la ciudad de Santa Rosa de Copán fue tomada por las fuerzas comandadas por los generales Vicente Tosta Carrasco y Gregorio Ferrera. Girón acompaño a Ferrera en la campaña de 1924 participando en todos los combates librados en la ruta bélica, que culminó con el sitio de Tegucigalpa, donde después de cruentas acciones entre las fuerzas en contienda, firmó el 8 de la noche del día 24 de marzo de 1924, con Tiburcio Carías A., Gregorio Ferrera y Francisco Martínez Funes, jefes de la revolución, el “Pacto de Tiloarque” que unificó el mando y definió el propósito político que los animaba.
La revolución triunfó y el general Vicente Tosta fue nombrado presidente provisional de Honduras. El general Gregorio Ferrera fue nombrado ministro de la Guerra y el Dr. Girón ocupó el cargo de comandante de armas de Copán. Ferrera se levantó en armas contra el gobierno de Tosta, en 1924 con el apoyo del general Juan P. Castellanos, comandante de armas de Amapala; Doctor Camilo Girón, comandante de armas de Copán; y el general Manuel Darias, comandante de armas de Intibucá. Estaban comprometidos, además, personas influyentes en todos los departamentos, y militantes del Partido Liberal. En esta ocasión la revolución fue derrotada por el gobierno.
En el gobierno del Dr. Vicente Mejía Colíndres (1929-1933) el Dr. Girón fue nombrado director del Hospital del Norte de San Pedro Sula, cargo que desempeñó hasta 1932, siendo sustituido por el Dr. Cornelio Moncada.
Estando en el desempeño de ese cargo se levantó en armas su amigo el general Ferrera, quien después de una campaña sangrienta fue derrotado en “El Jaral” buscando refugio en las montañas de Bañaderos, donde fue asesinado por fuerzas del gobierno el 26 de junio de 1931. El Dr. Girón no acompañó a su amigo y coterráneo Ferrera en esta revolución porque se había afiliado a la causa del Dr. Vicente Mejía Colindres, su antiguo compañero de estudios en el colegio “La Ilustración” de La Esperanza, pero le causó mucho dolor la muerte del caudillo. El cadáver de Ferrera fue recuperado y sacado del lugar accidentado donde murió, luego fue puesto en un aparejo con las extremidades colgando, para entregarlo a su esposa e hijos en San Pedro Sula. Su cuerpo que presentaba heridas en el pecho, una en la garganta y otra en el antebrazo izquierdo, fue preparado por sus amigos los doctores Camilo Girón y Antonio Bográn en Cofradía. Al llegar los restos a la ciudad para ser entregado a su esposa e hijos, una multitud entre curiosos, familiares y amigos, los esperaban.
El Dr. Girón mantuvo su filiación liberal y una discreta oposición al gobierno de Carías que nunca trató de ocultar, por esa razón, fue señalado por la Policía secreta como participante en un complot que tenía el propósito de tomar el Cuartel de San Pedro Sula con indígenas de Intibucá, junto a su hermano Rafael López Padilla. En realidad, era una figura pública en la zona norte: desempeñó el cargo de síndico de la Municipalidad de San Pedro Sula en 1930, formó parte de los comités culturales, entre ellos el de la feria de la ciudad en 1934 e integró la organización de ganaderos, pues está documentado que en 1934 los representó en una gestión relacionada con un impuesto a las carnes y lácteos. En 1940 es mencionado como agricultor no matriculado junto a Antonio Bográn, Jacinto A. Meza, Harry S. Panting, Stanley J. Barrosse, Juan Milla Cisneros, E.B. Coe y J. Antonio Carracioli, entre otros.
En el gobierno del general Carías el Dr. Camilo Girón instaló una clínica para atención médica en la ciudad de La Esperanza, que funcionaba en el sitio donde se encontraba el antiguo centro de salud, contiguo a la escuela pública, pero recibía paciente en su casa de habitación que estaba ubicada donde se encuentra actualmente el Restaurante “Opalaca”. Doña Luisa Padilla viuda de Ferrera y sus hijos, su amigo el licenciando Gualberto Cantarero Palacios, sus amigos de la infancia, la gente pobre y vecinos en general de diferentes municipios del Departamento acudían en búsqueda de sus servicios. A veces viajaba para atender pacientes en el valle de Otoro, pueblos cercanos y de la zona fronteriza. Disponía siempre de medicina que adquiría en El Salvador.
Murió el Dr. Camilo en La Esperanza en una fecha no determinada.
En Jesús de Otoro el Centro Integral de Salud construido y fundado en 1967, cuando se desempeñaba como alcalde don Gabriel Rivera Nolasco (1965-1968), lleva el nombre de “Dr. Camilo Girón”, el que fue propuesto y aprobado en sesión de Cabildo Abierto por el Licenciado José Antonio Domínguez Doblado en 1967, exponiendo que debía honrarse a un personaje que además de ser otoreño había dejado un legado como profesional distinguido y figura política que contribuyó al fortalecimiento de la democracia.
En 1966 fue organizado el Comité de Salubridad del “Patronato Pro Mejoramiento de la Villa de Jesús de Otoro para la construcción del centro de salud”, integrado entre otras personas, por don Gualberto Girón Palacios, Dolores R. de Fiallos, Jeremías Tosta Ramírez y Adán Osorio, quienes hicieron Solicitud a la Municipalidad de dominio útil de un solar con el propósito de construir una casa en la que funcionara un dispensario médico, con los límites siguientes: al norte solar de Emilia Tosta de Morán, tapial de esta de por medio; al sur casa y solar de Laureano Alvarado, calle de por medio; al este casa y solar de Catarino Montoya, calle de por medio; y al oeste, solar de capilla evangélica, calle de por medio y tapial parte de esta y la municipalidad. En Acta levantada se expresaba que estaban “Compenetrados los munícipes y concejeros del beneficio que acarraría para la comunidad, la fundación de este centro de salud. Por esa razón, “en pleno y con gran entusiasmo” se acordó conceder al patronato antes indicado el solar descrito y autorizándose al señor Síndico para que en caso quisiera comparecer ante notario para que represente a la municipalidad en la escritura correspondiente. Pero en Acta 31, sesión 1 de marzo de 1966 se declaró sin efecto la concesión del solar pues “el Materno”, no se construirá en este terreno sino en otro localizado en la Plaza “Venus”.
La construcción del edificio fue posible gracias a una subvención del gobierno y contraparte de la municipalidad y vecinos, consistente en materiales de construcción y trabajo de albañilería y carpintería. En la inauguración se hicieron presentes, un representante de la Secretaría de Salud Pública, el gobernador político del departamento de Intibucá, licenciado Natanael Del Cid, el comandante de la Tercera Compañía de la Cuarta Zona Militar subteniente Osmán Danilo Rivera, el alcalde municipal y directores de los centros educativos. Hizo la bendición del edificio el reverendo cura párroco de Jesús de Otoro Jesús Soto. Los actos protocolarios fueron celebrados frente al centro de salud y cubiertos por el periodista Juan Ramón Mairena de los noticieros de HRN, Emisoras Unidas. En esa ocasión además de las intervenciones oratorias, se leyó el currículo del Dr. Girón, destacándose que se honraba la trayectoria de uno de los profesionales y políticos de Honduras, nacido en la aldea de San Jerónimo, municipio de Jesús de Otoro.
El centro de salud comenzó a funcionar en 1967. Fue su primera enfermera Rosa Delia Pinto quien a falta de médico atendía la preclínica, recetaba y daba medicamentos a los pacientes. Ese mismo año la Secretaría de Salud asignó a la doctora Betty Galeano para que atendiera consultas los miércoles de cada semana (laboraba en el centro de salud de Siguatepeque). Poco después fue nombrada Julia Inestroza, pagada ella y la aseadora por el Patronato, quien se hizo cargo de los archivos, farmacia, bodega y los asuntos de administración (control del dinero que se cobraba por las consultas, con el sistema kardex que registrada entrada, salida y saldos que debía presentar a los auditores que llegaban de la regional de salud). Desde la fecha de fundación hasta años muy recientes el centro de salud estuvo atendido por estudiantes de la Facultad de Medicina que realizaban su servicio social, entre los que se recuerdan: Mauricio Paredes, Daniel Herrera, Gustavo Arriaga, Octavio Sánchez, Óscar Molina, Rolando Mendoza, Roberto Unda (mexicano), Wenceslao Caballero, Antonio Rosa, Ángel García (QDDG), Martín Donaldo Portillo, María de Jesús Martínez, Óscar Blanco, Óscar Gross, Juan Rivera, Irán Villela, José Neftaly Pérez, Cecilia Mass, y otros cuyos nombres no pudimos encontrar en los registros documentales. En la época del Dr. Herrera funcionó el internado y la sala de partos. Caballero construyó en 1985 un local para laboratorio, que fue dotado con material y equipo donado por Alemania, pero debemos mencionar que esto fue posible gracias al apoyo de un Comité que presidió el profesor Jesús Danubio Fiallos, cuando era alcalde Jesús de Otoro don Heleno Serén.
En 1970 fue enviado el estudiante de medicina Mauricio Paredes, quien realizó su servicio social, siendo sustituido por Daniel Herrera (1971-1972). Durante el período comprendido del mes de abril a diciembre de 1971 fue acondicionada una sala de maternidad y se construyeron dos más para el internado de pacientes.
Con el tiempo el centro estuvo a cargo de un médico permanente, un odontólogo, un estudiante de servicio social y personal administrativo de emergencia, laboratorio y enfermería. En el año 2008 fue reinaugurado el Centro y Laboratorio “Wenceslao Caballero”, además la corporación municipal acordó coordinar con las municipalidades de Masaguara y San Isidro para la construcción de un albergue clínico Materno Infantil, proyecto que fue aprobado en su etapa de construcción ese mismo año.
Es invalorable el servicio prestado por el Centro Integrado de Salud “Dr. Camilo Rivera”. Antes de ser organizado los otoreños que demandaban atención médica viajaban a La Esperanza, Siguatepeque, San Pedro Sula y Tegucigalpa; en situaciones de gravedad del paciente, cuando no podía ser transportado en vehículo, se solicitaban los servicios de una avioneta de “Alas del Socorro” del hospital evangélico de Siguatepeque, pero esto dependía de la capacidad económica de los familiares. Decenas de personas morían anualmente según lo evidencian los registros de defunciones, simplemente porque no recibían atención médica a enfermedades o emergencias que podían ser controladas por un médico general o especialista. En los años treinta, cuarenta y cincuenta llegaron en forma sistemática las vacunas que se aplicaban a todos los niños, especialmente a los escolares, que trajo consigo una reducción notable de la morbilidad y mortalidad infantil. A partir de la segunda mitad del siglo XX el Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria (SNEM) realizó fumigaciones en el pueblo lo que redujo drásticamente los casos de paludismo. Pero se hacía sentir la necesidad de un centro que irradiara la política nacional en materia de salud preventiva, el tratamiento de enfermedad y la educación de la población.
Los “prácticos” o “inteligentes” del pueblo desde los años cincuenta del siglo pasado fueron don Constantino Tosta, Jeremías Tosta (quien incluso hacía extracciones de dientes, limpiaba y saturaba heridas, recetaba, vendía medicinas y daba tratamiento ambulatorio). A estos personajes y a la enfermera Consuelo Lanza, quien llegó años después, les deben la salud y sus vidas centenares de personas. Los otoreños de avanzada edad recuerdan a doña Romana Perdomo. Fue hija de José Antonio Perdomo y hermana de Rómulo Perdomo, el padre de Melchor (Menchito Perdomo). Criaba cabros en su casa localizada frente a la plaza de Chitite y se dedicó por mucho tiempo a extraer dientes y muelas. Su abuelo también ejerció este oficio.