El pasado Domingo 17 de Septiembre se celebró el DIA DEL MAESTRO y al escribir la columna de hoy, dedico mi primer pensamiento a la memoria de Don Eufemiano Claros, Enrique Rivera, Juana Margarita Pavón, María Francisca Rivera Cáceres, Nicolás Montes, Rosa Barahona, Bertha Barahona y Carlos F. Licona, cuyas enseñanzas en las aulas de la recordada escuela primaria “Francisco Morazán” en La Ronda (FOTO 1), constituyeron la base para formar mi vida y las de mis contemporáneos inculcándonos el amor a Honduras.
Cuando el maestro se dedica a su noble apostolado y no confunde su presencia en el centro educativo con andar en las calles como instrumento de los que se equivocaron de profesión y en vez de estudiar el magisterio aprendieron la anarquía, el recuerdo del alumno es imperecedero.
La historia registra nombres de grandes mentores que en diferentes épocas demostraron su vocación para impartir el saber, dejando una huella imborrable en la educación hondureña y los méritos suficientes para exaltar sus prominentes figuras como ejemplo para las presentes y futuras generaciones.
Uno de esos maestros inolvidables, Don Pedro Nufio (FOTO 2) educador guatemalteco que llegó a Honduras a principios del siglo XX cuando se inició la reforma educativa en el gobierno del General Manuel Bonilla.- Promotor de la escuela normalista en nuestro país, forjador de generaciones de grandes maestros que se diseminaron por toda Honduras para enseñar, para que niños y jóvenes estudiaran en la búsqueda de un mejor destino nacional.
Don Pedro hizo de Honduras su segunda Patria, se casó y vivió en Danlí donde descansan sus restos mortales, pero nos legó su extraordinaria vida de maestro que hace pronunciar su nombre con reverencia en éstos días en que la educación hondureña se encuentra destrozada por aquellos que levantan banderas equivocadas que desprestigian la misión del maestro.
Venerable maestro, hombre de grandes atributos que reflejaba en su personalidad el respeto, la credibilidad y la confianza que se le debe tener al educador, fue el Profesor de Estado Don Luis Landa Escober (FOTO 3) cuya centenaria vida fue ejemplo para muchas generaciones.
Cuando recordamos a profesores como Ibrahím Gamero, Perfecto H. Bobadilla, Don Lolo González, Antonia Jerez, María Luisa Herradora, Félix Salgado (FOTO 4), sentimos que la enseñanza se quedó prendida en el pasado, en aquellos tiempos cuando las aulas y no las calles, constituían la prioridad de hombres y mujeres que ejercían el apostolado de la educación.
Un Vicente Cáceres (FOTO 5) es otra referencia de aquella época de una verdadera educación, de la entrega de quienes ganando poco, pasando por enormes sacrificios no escatimaban esfuerzos para que sus alumnos no perdieran el tiempo en los períodos lectivos.
Con el Profesor Cáceres se inició la era del centralismo y el surgimiento de grandes maestros como Don Abelardo R. Fortín, Ramón Carías Donarie, Salvador Colindres, Fernando Carías, Saúl Zelaya Jiménez, Carlos Antonio Aguilar y tantos otros que dejaron sus nombres labrados en el marmoleo templo de la educación nacional.
El maestro entonces además de educador era amigo de sus alumnos, enseñaba pero abría las rutas de la confianza en el marco del respeto para servir como orientador como lo hacía Gustavo Adolfo Alvarado (FOTO 6) un insigne mentor que fue un excelente guía en nuestra juventud.
Recordar al Profesor Carlos Martínez (FOTO 7) que con grandes esfuerzos junto a su esposa fundó el Colegio Martínez Fuentes que por muchos años se constituyó en uno de los primeros centros educativos mixtos.
En la Normal de Señoritas donde se recuerdan a grandes maestras que dirigieron ese centro educativo, quienes estuvieron en la época de la Profesora Antonia Jerez ) guardan los recuerdos de aquellos memorables años cuando en el plantel impartían sus enseñanzas, Filomena Carías, Saúl Zelaya Jiménez, Don Luis Landa, Don Esteban Guardiola, Don Bibio Bustillo, Rafael Bardales Bueso (FOTO 8) y otros y otras educadores de enorme prestigio.
Que diferencia entre aquellos maestros del ayer, que llegaban a los centros educativos con adecuada vestimenta, no luciendo gorras y pañoletas alrededor del cuello para usarlas después para cubrirse los rostros, o con camisas rotuladas con extrañas consignas o figuras de personajes que no tienen nada que ver con nuestra historia.- Vestían humilde pero decorosamente, hombres y mujeres que infundían respeto con su manera de conducirse-
Inolvidables maestros que nos enseñaban no solo las materias contempladas en las asignaturas, sino que nos inculcaban el civismo, el amor a la patria, el respeto a los símbolos patrios, las reglas de la moral, a respetar la propiedad ajena y a conocer a los patriotas que forjaron la identidad de país.
Maestras que eran “damas de la educación” (FOTO 9), maestros que eran “caballeros del saber”.- Maestros que se quemaban las pestañas para enseñar, contrario a andar quemando llantas para no enseñar, que pintaban en las cartulinas material didáctico y no paredes con insultos y consignas importadas.- No podemos hacer un parangón entre Don Pedro Nufio y alguien que busca notoriedad por sus trasnochadas ideas y que confunde lo que es ser un Pedagogo con un Demagogo.- Los maestros del ayer por sus ejecutorias en la educación nacional, merecen el eterno reconocimiento de la Patria.- Hoy hay sus excepciones no todos son bochincheros , hay maestros y maestras que si están conscientes de su misión como educadores y para ellos y ellas nuestro reconocimiento.
Hasta la próxima semana.