Por: Mario E. Fumero
Existe un dicho que dice “Hay de todo en la viña del Señor” y él mismo tiene su origen en Jesucristo, el cual tuvo entre sus discípulos a tres que le fallaron de forma inaceptable. El primero fue Judas Iscariote, que, por ambición, lo vendió por treinta monedas de plata, que era el precio que tenía en esa época un esclavo. El segundo discípulo que le falló fue Pedro, que lo negó tres veces, y, por último, Tomás, que mostró su incredulidad, no creyendo que su maestro había resucitado como lo había anunciado. Después, a la hora de su martirio, al pie de la cruz, solo había un discípulo que le acompañaba en su agonía, Juan el apóstol. Su aplicación tiene vigencia en todos los aspectos, principalmente cuando tomamos el error de uno o dos, para generalizar, y meter a todos en un mismo saco.
Hemos visto, en nuestros tiempos, como algunos pastores o sacerdotes han cometido graso error de conducta dentro de la iglesia que han causado escándalos. En la Iglesia Católica se ha tenido que afrontar el fenómeno de la pederastia en sus sacerdotes, y dentro de la iglesia evangélica, se han producido escándalos por la explotación de la fe, y de algunos pastores que han adulterado. Esto ha dado lugar a que muchos usen estos hechos para atacar al cristianismo, y juzgar a todos los pastores iguales.
Así que, por la mala conducta de unos pocos, se cataloga a todos por igual, generalizando una parte por el todo. Es bueno establecer que, aunque un determinado gremio tenga algunos corruptos o depravados, no es justo generalizar, y creer que todos los que forman de ese gremio son iguales, y es ahí en donde viene el término, “Hay de todo en la viña del Señor”.
Lo mismo ha pasado en la política. Hemos visto cómo algunas personas de algunos partidos han cometido el grave error de ser corruptos y narcotraficantes, y como tomando unos pocos que han actuado mal, se establece un criterio generalizado para juzgarlos a todos por igual, haciendo ver que todos los que forman ese grupo, están envueltos en esas acciones, y entonces, los meten a todos en el mismo saco, pagando justos por pecadores.
No debemos señalar los errores de las personas generalizando, con el fin de desprestigiar a muchos que nada tienen que ver con la conducta de esos individuos, que, aunque forman parte del gremio, no actúan correctamente, por lo tanto, debemos señalarlos con nombre y apellido siempre cuando tengamos pruebas. Podemos juzgar al que anda mal, pero sin llevarnos de encuentro al que está a su lado, y tratar de desprestigiar a todo un gremio, simplemente pon el error de unos cuantos sinvergüenzas.
No debemos tomar la parte por el todo, ya que en todos los rubros, tanto en lo religioso, político, periodístico y empresarial hay una mayoría de gente buena, que andan rectamente, pero también existe una minoría de gente corrupta, por culpa de los cuales, a veces se generaliza a todos por igual, lo cual es un gran error, y una injusticia, porque sí, es cierto que hay de todo en la viña del Señor, pero debemos ser cuidadosos y no generalizar, ni catalogar a uno que falla, como punto de partida para atacar a una mayoría que no ha fallado. Seamos justos, y como dice la Palabra del Señor Jesús en Juan 7:24 “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”.
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