Por: Dr. Horacio Ulises Barrios Solano
En Honduras el Día Nacional de la Biblia se celebra el último domingo de septiembre fecha instituida en forma oficial por el Congreso de la República en el año de 1988 según Decreto 157-87 de septiembre de 1987 y Resolución Número 333-87 julio de 1987 por moción presentada por Glen Solomon, a la sazón reverendo y diputado del Partido Nacional por Islas de la Bahía, la mayor parte de las iglesias evangélicas salen a desfilar en las calles este día portando pancartas exaltando el Libro de Libros.
La inerrancia de la Biblia es axiomática y yo en lo particular no la pongo en tela de duda, no obstante, de ser racionalista pero, yo con base bíblica sí censuro a los pastores autoritarios o abusos ministeriales práctica no saludable desde tiempos inveterados especialmente contra nosotros como libres pensadores
La ley manda, prohíbe y permite, sin embargo, voces antisonantes argumentan que si Honduras es un Estado laico ¿por qué fue decretado el Día de la Biblia?… sencilla y llanamente al tenor del artículo N° 77 Constitucional que textualmente dice: i). “Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones y cultos sin preeminencia alguna, siempre que no contravengan las leyes y el orden público…”. ii). Y en N° 151 en su parte conducente se lee “La educación nacional será laica y se fundamentará en los principios esenciales de la democracia, inculcará y fomentará en los educandos profundos sentimientos hondureñistas y deberá vincularse directamente con el proceso de desarrollo económico y social del país”.
La laicidad de un Estado de derecho es, en definitiva, el viejo sueño inconcluso que nuestro Paladín Centroamericano Morazán plasmó en el Artículo N° 9 inciso 3) de la Constitución de 1880 al establecer que todo ciudadano tiene la libertad: de profesar cualquier culto. El Estado no contribuirá al sostenimiento de ningún culto. Los cultos se sostendrán con lo que voluntariamente contribuyan los particulares. El Estado ejercerá el derecho de suprema inspección sobre los cultos, conforme a la ley y a los reglamentos de policía relativos a su ejercicio exterior.
La Biblia es de carácter único, no hay otro libro en el mundo igual a ella. Es el libro más completo por traer todos los tratados del mundo. Sus palabras restauran, regeneran y elevan el espíritu humano. En ella están las mejores piezas oratorias que se hayan hecho jamás; como el Sermón del Monte con “Las Bienaventuranzas” y “El Padre Nuestro”. Los libros poéticos por excelencia como Salmos y Cantares. El libro de Proverbios de Salomón. Y así, hasta cubrir todas las escrituras, podríamos seguir nombrando su excelencia, a su ejercicio exterior. Grandes personajes de la historia de la humanidad se han pronunciado sobre la Biblia de una u otra forma, veamos:
1. George Washington afirmaba que “es imposible gobernar al mundo con justicia, sin Dios y sin la Biblia”;
2. Theodor Roosevelt señaló: “Un amplio conocimiento de la Biblia vale más que una carrera universitaria”;
3. Isaac Newton llegó a la conclusión de que “Hay más señales seguras de autenticidad de la Biblia, que en cualquier otra historia profana”. Asimismo sostuvo “no hay filosofía más sublime que la conocida con el nombre de Sagrada Escritura”;
4. Charles H. Spurgeon, pastor Bautista británico sostiene: “Nadie envejece nunca por la Biblia, este libro se hace más amplio y profundo con los años”;
5. Víctor Raúl Haya de la Torre, líder político peruano, estigmatizado con el cliché de ateo o agnóstico; a decir de John A. Mackay, misionero, filósofo y teólogo escocés fundador del Colegio San Andrés de Lima, Perú en su relato de una visita personal que le hiciera en el barrio berlinés de Charlotemburgo en el año 1929 dicho personaje habría sostenido su pensamiento político y filosófico en la Biblia. Haya de la Torre señaló: “Una de las primeras cosas que hizo esa noche fue sacar de un estandarte de libros un pequeño ejemplar de la Biblia. “Mire usted como la tengo marcada me dijo abriéndola” este nuevo libro sobre América Latina que ahora estoy escribiendo, estará lleno de citas de la Biblia”.