Jorge Bueso Arias: ¿cómo honrar su legado?

Óscar Lanza Rosales

Ha fallecido la semana anterior, don Jorge Bueso Arias, el hondureño más distinguido de las últimas décadas, en cuyos funerales, todos los hondureños sentimos su partida, y lo acompañamos con admiración y respeto por todas sus acciones en favor de la democracia y desarrollo de Honduras, con integridad, trabajo constante, solidario y esmerado en servir, como se debe, a los demás.

Como señaló su nieta Juanita Lastenia “nuestro abuelo fue un hombre correcto que en su vida profesional todo lo hizo bien”, que se complementa con lo manifestado por el obispo de Tegucigalpa, que todos sus logros los realizó “por esa capacidad de amar al prójimo como a su patria”.

Una larga vida de 104 años fructífera y multifacética, de trabajo intenso, porque trabajó hasta en los últimos días de su existencia.

Se le recuerda como un excelente funcionario público en los años 50 y 60, en su participación en la organización de la banca nacional, como ministro de Economía y Hacienda en el gobierno de Villeda Morales, y uno de los promotores del Mercado Común Centroamericano de Integración Económica, y sus instituciones como el BCIE.

Un patriota que se destacó durante la guerra de 1969 con El Salvador, defendiendo la soberanía y brindando todo su apoyo a los desplazados en la zona del conflicto.

Se le recuerda también como el candidato presidencial que perdió en las elecciones de 1971 por las divisiones internas que prevalecían en el Partido Liberal que lo había postulado. Los hondureños todavía seguimos lamentando porque no salió electo, y que no dudamos, hubiera sido un buen presidente.

En la parte empresarial, una persona comprometida con el sector productivo. Fundó su propio banco donde hizo realidad sus sueños de apoyar a los pequeños empresarios -incluyendo de la agricultura, que es la de mayor riesgo- bajo su filosofía que: “Apoyando al pequeño de hoy, hacemos el grande de mañana”.

Desde su banco, también impulsó varias industrias, en particular la industria camaronera y el cultivo del tabaco.

Varias asociaciones de pequeños empresarios han reconocido que don Jorge siempre los apoyó en sus épocas de bonanza y de no bonanza. Y los empresarios, en general, también valoran sus sabios consejos, cuando le hacían consultas de amigo a amigo.

Y desde su banco ayudó al gobierno a aliviar la escasez de medicamentos en los hospitales públicos, al manejar en forma eficiente e impecable, el fideicomiso de 100 millones de lempiras. ¡El único fideicomiso que sí funcionó en el gobierno de JOH!

Comprometido con la libertad empresarial y la democracia, se opuso a la cuarta urna de José Manuel Zelaya Rosales y a la reelección de JOH. Y externaba con frecuencia su opinión en los medios, sobre los asuntos públicos.

En lo social, colaboró con varias organizaciones benéficas, como las Aldeas SOS que manejaba Sor María Rosa, y fue uno de los fundadores de Teletón.

En lo familiar, fue un esposo, padre, abuelo y pariente amoroso. “Un abuelo extraordinario y complaciente -según Juanita Lastenia-; nuestra niñez fue mágica gracias a él. Se dedicaba a consentirnos y a hacernos un mundo feliz”.

En su vida y fallecimiento se han mencionado todos sus grandes atributos y como un hombre de honor, intachable y con valores. Un líder empresarial y visionario; un patriota que dejó una huella imborrable en la historia de Honduras, que debe ser recordado como un “ejemplo a seguir” por parte de la presente y futuras generaciones.

En su funeral, fueron muchas las voces que manifestaron que “su partida nos insta a honrar su memoria y a inspirarnos en su trayectoria ejemplar”. La pregunta: ¿cómo hacer perdurar su legado?

La respuesta la tiene la sociedad, en particular, el gobierno, los empresarios, los banqueros y la familia.

Qué bueno sería que la promoción educativa de 2023, o el año lectivo hondureño 2024 fuera bautizada con su nombre, lo mismo que a una institución emblemática, como el Aeropuerto de Palmerola o el Centro Cívico Gubernamental. De la familia esperaría muchas cosas, como la creación de un sitio especial atractivo de consulta en Internet, con todas las particularidades de su historia de vida, para que los hondureños tengamos la oportunidad de conocer más profundamente a este extraordinario compatriota.

Si en vida se le hicieron varios reconocimientos, con el Banquero de Generaciones, El Forjador y el premio José Cecilio del Valle, entre otros, por qué no declararlo un prócer de nuestra época, como lo han manifestado varios conciudadanos, por ser una personalidad ilustrada y destacada en asuntos económicos, sociales y políticos. ¡Honduras tiene la palabra!

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