Por: Cnel. de Av. ® José A. San Martín F. *
Todos los años, el 3 de octubre, celebramos el nacimiento (1792) del paladín que dio su vida, por mantener unida a Centro América, como República Federal; nuestro compatriota José Francisco Morazán Quezada, fue muerto frente a un pelotón de fusilamiento en Costa Rica un 15 de septiembre de 1842, después de muchos años de sacrificios políticos y militares. Es admirable que, aunque en su época existían cualquier cantidad de limitaciones, supo forjarse por sí solo, mediante su visión de convertirse en un ciudadano, político y militar, que, incluso hoy en día, su nombre figura entre los más conspicuos del continente americano. Su hábito autodidacta le permitió conocer la ciencia del Derecho, así como el pensamiento político de Rousseau y Montesquieu, al igual que las causas promotoras de la Revolución Francesa. Muchos de sus logros como líder político de la entonces República Federal de Centro América, aun sobreviven, como ser: la vigencia plena de la Libertad de Expresión, la promoción del Libre Comercio, el fomento de la Inversión Extranjera, la libertad de culto religioso, etc. Fue, según un analista político Latinoamericano, “… El primer mandatario a nivel latinoamericano que aplicó el pensamiento liberal”.
No obstante, sus avanzados dotes como político, se distinguió como un ser humano humilde, sin ostentosidad, un verdadero líder, como lo prueba la gran cantidad de centroamericanos que lo siguieron en las batallas que tuvo que librar para unir y mantener federalmente unida a Centro América; empresa que no pudo perpetuarse producto de las ambiciones políticas de otros sectores que veían un peligro a sus intereses personales una Centro América unida. Esto fraccionó la República Federal de Morazán de las cinco repúblicas que hoy forman la Centro América tradicional. Sin embargo, recordamos y añoramos el pensamiento e ideal Morazánico como lo mejor que pudo haberles sucedido a nuestros países del Istmo, una Centro América como un solo país, grande, fuerte y desarrollada; apenas hacemos lo propio con ese propósito. Aún prevalecen los intereses egoístas de los grandes titiriteros que mueven a su gusto los hilos, como marionetas, al pueblo Centroamericano. ¡Titiriteros internos y externos!
Morazán es el vivo paradigma del verdadero soldado, el que sacrificó su vida por la patria grande que visualizó, el que no solo diseñó las estrategias y planes de batalla, sino que luchó hombro a hombro al lado de sus soldados. ¡Dio el ejemplo!
El buen soldado, en todos los niveles jerárquicos, es aquel que tiene conciencia del significado de su misión, que sabe perfectamente cuáles órdenes son válidas, legalmente, y cuáles no. También reconoce cuáles debe cumplir y cuáles no. Se equivocan quienes creen que los soldados deben cumplir todas las órdenes que reciben, nada más alejado de la verdad. A los oficiales jefes y a sus subordinados se les instruye a saber dar y acatar órdenes, las que deben estar enmarcadas en las leyes y reglamentos militares; su violación da lugar a responsabilidad penal y/o administrativa. El buen soldado debe saber mandar y obedecer, irradiar la confianza que hace de él un verdadero líder, como Morazán.
El verdadero soldado es orgulloso de su uniforme, porque siente que es digno de confianza, posee lealtad, honor y espíritu de sacrificio. Quien lo porta, goza de la admiración de todos. Es por ello por lo que aquellos que delinquen, aprovechándose de él, deben ser castigados con el mayor peso de la ley para que sirva de escarmiento y no manche el honor que demandan quienes hidalgamente lo visten.
El buen soldado, como nuestro paladín, debe amar a la patria, al pueblo y a su familia. Debe prestigiar a su institución y a Honduras, ya sea vistiendo o no el uniforme militar. Quienes lo desprestigian no tienen el derecho de pertenecer a la institución militar.
¡SALUD EN SU DÍA PARA EL BUEN SOLDADO HONDUREÑO QUE PRESTIGIA A HONDURAS Y SUS FUERZAS ARMADAS!
*ExCmdte. Gral. FAH
Octubre 3, 2023
Nota: Articulo reformado del 2015