La discusión necesaria del presupuesto del país

Rafael Delgado

El país se encuentra nuevamente en una situación en la cual, se deben tomar decisiones correctas respecto al dinero de la ciudadanía. La discusión y aprobación del Presupuesto General de la República para el 2024 está por delante y finalizada, elevará a ley la propuesta sobre cómo se recaudará, gastará e invertirán alrededor de 406 mil millones de Lempiras. Eso es realmente mucho dinero para dejar la decisión exclusivamente en manos de los políticos que, ya sabemos, actúan en base a consideraciones muy particulares sobre poder y control, e incluso sobre la base de cálculos que pasan a lo ilegal y antidemocrático. Lo anterior ocurre en todos los países; en unos mucho más que en otros. En un país como Honduras con instituciones públicas débiles, frente al poder de los grupos de presión políticos y económicos, frente al acecho del crimen organizado, la manipulación a su favor de los fondos públicos es evidente y dañina. Por ello, más atención debe dársele al Presupuesto General de la República, el instrumento más importante de política pública.

Lo que la ciudadanía informada espera es una discusión a profundidad del anteproyecto que se mandó al Congreso Nacional. Lo que se desea es que la discusión con los ciudadanos pase a convertirse en un ejercicio dinámico donde las autoridades escuchan, analizan y hacen las modificaciones pertinentes. Contrario a la muy traída y llevada socialización que se ha convertido en un evento donde se presentan las intenciones consumadas del gobierno sin ningún cambio posterior, una auténtica discusión orienta y enriquece el anteproyecto, abriendo la oportunidad para algo más cercano a la realidad del país. Pero para ello hay que derrumbar enormes barreras impuestas por la costumbre y por la visión predominante de los políticos tradicionales, en el poder y en la oposición, que ven en el presupuesto una oportunidad para saciar sus intereses.

Las Secretarías de Educación (40 mil millones de Lempiras) y Salud (29 mil millones de Lempiras) individualmente ejecutarán, según el anteproyecto, las mayores sumas de dinero en el 2024 sobre realidades institucionales que todos sabemos resultan muy deficientes a la hora de resolver con ese dinero las necesidades en sus respectivas áreas. Claramente que no se puede continuar con la misma dinámica de seguir haciendo las cosas de la misma forma y de paso, con mezquinos aumentos que quizás solamente sirvan para ajustar salarios. Hasta el día de hoy, no existe ninguna intención, ni plan integral capaz de desmontar toda esa estructura vencida para convertir la educación y la salud pública en algo mas cercano a lo que la ciudadanía necesita.

El creciente endeudamiento del pasado reciente ya está dando resultados. Y no son los resultados que se esperarían, es decir, el impacto de los proyectos concluidos y operando que se financiaron en años anteriores con fondos prestados. Todo lo contrario, lo que estamos viviendo es un estancamiento de los índices sociales y un crecimiento de los compromisos con los acreedores. Lo que se tendrá que pagar a los acreedores en el 2024 es la partida más alta del presupuesto llegando, según el anteproyecto presentado a 55 mil millones de Lempiras, más que las partidas individuales de salud y educación pública.

No hay cosa más desagradable para los ciudadanos que pagar impuestos; mucho más en un contexto donde la corrupción, el nepotismo y el despilfarro son prácticas comunes. Serán entonces 156 mil millones de Lempiras los que se pretenden recaudar sin haberse demostrado resultados evidentes para que lo anterior ya no ocurra. Se hará sobre todo con impuestos al consumo, producción y ventas que se ha criticado reiteradamente en el pasado por su impacto en los sectores con menos ingresos.

Claramente que existe una acumulada necesidad de reformas en el Presupuesto General de la República que no podrán ser emprendidas en los estrechos espacios mentales de la burocracia y la clase política hondureña. Por ello hoy más que nunca se requiere de la vigilancia permanente de las organizaciones civiles del país para que al final nos acerquemos a una herramienta pública que se convierta en un factor importante para que la situación del país cambie positivamente.