Es un alivio muy grande escuchar, leer y compartir reflexiones filosóficas y frases alentadoras como forma de vida que ayuden al crecimiento, a la paz espiritual y a un positivo cambio de actitud, todo esto, es preferible a kilómetros de distancia a la inmundicia y la zozobra política a los que nos tienen sometidos los vividores de siempre, politiqueros tóxicos de diferente gonfalón. En este sentido, los libros de autoayuda sirven de mucho, aún y cuando los detractores de oficio sufran de alergia y critiquen de más. Al fin de cuentas, mantener una salud mental sana es tarea voluntaria de cada quien, a nadie se le impone por la fuerza, es cuestión de empatía y de sentirse bien.
Un tema inicial a tomar en cuenta y muy repetitivo en sociedad es la envidia, considerada “como aquello que se siembra en el corazón por falta de logros personales… Algunas veces se maquilla de amabilidad, se pone perfume de cortesía y sale a la calle disfrazada de buena voluntad. El envidioso se molesta ante la satisfacción ajena. Solamente se siente tranquilo al contemplar la miseria de otros. Por lo tanto, es estéril todo empeño en satisfacerlo. Cuando una persona progresa, alégrate de sus frutos y verás cómo mañana con esfuerzo y sin envidia, conseguirás el doble”.
Debes considerar seriamente que “El pasado no puede cambiarse. Y que todo mejora con amor. La opinión de los demás no te define. La felicidad es diferente para cada persona. Hay aprendizajes que duelen. La intuición es real, confía en ella. El tiempo tiene poderes curativos. Siempre podemos volver a levantarnos. Hace falta cerrar ciclos para empezar otros. Lo que das, siempre vuelve. Se persiguen sueños, no personas. Algunas veces, lo que no pasa en años, sucede en tan solo un instante”.
¿Tú crees que el pasado se va? Y si yo te digo que le gusta esconderse en la música, en la calle, en los sueños, en los recuerdos, en la vida. Sin duda, todos los días hay algo que aprender, algo que olvidar y mucho que agradecer. ¿Y las espinas del rosal? Bueno, “es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó. Es como renunciar a todos tus sueños solo porque uno de ellos no se cumplió”. Por supuesto, ten por seguro que me hubiera gustado que en mi vida muchas cosas hubieran ocurrido de manera diferente. Pero no todo se puede elegir en esta vida y mucho menos cambiarla. La única elección es ir hacia adelante… ¡y no rendirse jamás!
Por último, ¿sabes qué? Ámate tanto… que te pongas como prioridad. Ámate tanto que elijas siempre tu paz mental. Ámate tanto que cuando las cosas no salgan como quieres, seas capaz de darte ánimos para seguir adelante. Ámate tanto que no necesites convencer a nadie para quedarse. Ámate tanto, tanto pero tanto, que no te quede más remedio que regalar tu amor a los demás, pero no porque te falta, sino porque te sobra. Ámate tanto que puedas liberarte de todo lo que ya no quieres ser. Ámate tanto que nunca tengas la necesidad de regresar a esos sitios donde te dolió tanto la vida. Ámate tanto que cuando alguien quiera darte menos de lo que mereces, no te conformes y salgas de ahí sin sentir miedo a encontrar algo mejor.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén
Tegucigalpa, M.D.C.