PN: delitos, contrición y compromiso

Juan Ramón Martínez

El Partido Nacional es el partido más grande y mejor organizado. Es, la opción, por tamaño y voluntad, para suceder a Libre, si este no logra rectificar y mejorar su cercanía con el pueblo. Los nacionalistas, están sometidos a la más fuerte descalificación que se tenga memoria. Los líderes “refundacionales”, los intelectuales orgánicos, mantienen una constante campaña contra el PN, centrada en su responsabilidad durante los últimos doce años de gobierno. Los cuatro de Lobo Sosa y los ocho de JOH. Las descalificaciones, parten del juicio que el PN es una institución corrupta, responsable de los actos de corrupción cometidos durante la “dictadura”. Al margen de lo certero de sus acusaciones, hay que reconocer que, de conformidad de la ley, las instituciones no delinquen. Solo las personas; en este caso, los líderes. Pero esta responsabilidad, tiene dos ambientes: los actos que infringen la ley; y, las acciones políticamente indebidas que, el electorado mediante el voto sanciona a funcionarios infractores. Hasta este momento, algunos líderes, están sometidos a persecución jurídica; y, antes que presentarse a las autoridades como corresponde a líderes corajudos, han huido del país, convirtiéndose en víctimas del régimen de Libre. Lo que, el pueblo valorará en las próximas elecciones. Los hondureños son muy sensibles ante las acciones en contra de los débiles. Fácilmente se inclina en favor de las víctimas, de los perseguidos, de los débiles.

Los dirigentes del PN, son responsables por lo que se hizo bien y mal en los últimos doce años. De los buenos actos: reintegrar al país a la comunidad internacional, la consolidación de la unidad después de los hechos del 2009, la legalización de Libre, el inicio de los procesos de extradición de los narcotraficantes, manejo de la pandemia del covid-19; y la mitigación de los daños de las tormentas que afectaron al país en el año 2021. En infraestructura, el perfeccionamiento de la red de carreteras, especialmente la construcción del Canal Seco, que une al Pacífico salvadoreño, con el Caribe hondureño. En términos económicos, el PN, introdujo reformas a la legislación laboral para mejorar el empleo, la apertura de las zonas de desarrollo para atraer la inversión internacional. Y en el plano de las relaciones internacionales, el más importante acto de los nacionalistas es la firma de un acuerdo con Nicaragua, para delimitar la bocana del Golfo de Fonseca, asegurando la protección de la soberanía hondureña en el océano Pacífico.

En el pasivo, el PN, tiene que rendir cuentas entre otras, por el manejo de la pandemia, la compra de los hospitales móviles, el desfalco del Seguro Social y la forma cómo operaron varios programas de vivienda y ayudas sociales a los más pobres.

Los responsables son Lobo Sosa, Chávez Madison y JOH, además de los señalados en los casos de los hospitales, algunos de los que guardan prisión, en espera de los procesos correspondientes. De acuerdo con lo anterior, hay que separar los problemas legales que enfrentan los nacionalistas, en forma solidaria por lo menos; y las obligaciones que tiene este partido de cara a las próximas elecciones, en donde el gobierno de Libre, buscará como es lógico, que el electorado les ofrezca su respaldo para gobernar por otro periodo. Hasta aquí, todas las cosas están claras.

El PN, tiene derecho a participar en las elecciones y buscar el poder, utilizando el electorado que le respalda, para que entonces determinar en las urnas su derecho a gobernar al país. Es decir que no se puede descalificar y menos excluirlo del próximo proceso electoral.

Ahora bien, el PN, tiene que hacer un acto de contrición, asumiendo sus responsabilidades, no para llorar hipócritamente sobre la leche derramada, sino dar confianza sobre el papel suyo ante el reto que enfrentamos: apoyar o no, la defensa de la democracia, frente a un partido totalitario, internacional, que amenaza los principios liberales postulados por la Constitución de 1982. Es aquí donde el PN, tiene su mayor dilema. Puede presentarse con su propio candidato, dividiendo la oposición; o integrarse en una coalición que asegure que Libre no cumplirá su proyecto antidemocrático. Aportando lo debido, con su propio candidato; o, con un independiente. Aquí, mostrará si sirve o no a Honduras. Y si, en la crisis legislativa actual, es coherente. Y no un “tahúr” que, hace arreglos infamantes sobre las raídas vestiduras republicanas.