Hablar de conjuros, maleficios, invenciones, supuestos y mejor aún de brujos con arraigo, es referirse a Ilama, un municipio en el departamento de Santa Bárbara. A sus habitantes los tildan de “brujos”, y ellos para mantener esta fama nacional, han propagado por generaciones muchas leyendas, estrategia que les ha dado resultado porque más de un novelista los ha recreado e insertado en el imaginario de la nación.
Brujos, hechiceros, hierberos, han existido, dentro y fuera de nuestras fronteras. En este recuento recalcan pueblos antiguos como Orocuina en Choluteca, Yarumela en La Paz, Choloma en Cortés e incluso Teupasenti en El Paraíso. Lo anterior no significa que la brujería tenga raíces en el Nuevo Mundo, prácticas misteriosas llegaron con los conquistadores.
El casco urbano de Ilama se extiende sobre una breve planicie en la margen derecha del caudaloso río Ulúa, a una altitud de 298 msnm, rodeado de algunos bosques, donde destacan los sembradíos de pimienta-gorda, que lucen verdes casi todo el año y tanta prestancia le han dado al municipio a escala nacional. En dirección norte por su altura se distingue el cerro Malín y en el extremo sur destacan las Lomas de Santa Lucía, promontorios cónicos, con nacimientos de aguas de temperaturas extremas. El trazo urbano de Ilama es simétrico, tres calles corren en dirección paralela a ambos laterales de la iglesia católica, luego una calle extensa circunda al pueblo. De ese plano antiguo, se han desprendido calles más prolongadas en diferentes direcciones, no siempre cuidando la concordancia. Con el devenir de los tiempos, las nuevas construcciones, absorbieron los antiguos callejones, que por décadas sirvieron para intercambios, así se recuerda el “callejón de Raúl Vásquez”, pasando por donde Tomasa “La Colocha” y llegaba hasta donde vivió don Demetrio Sánchez. Había otro “desde la casa de Chico Bu, hasta la casa de Las Chanitas”, estas últimas fueron tres hermanas de apellido Martínez, que no se casaron, pero se convirtieron en referentes para muchas generaciones, pues vendían “caramelos, zapotillos, nances en miel y alfeñiques”. Otro callejón “salía de la casa de don Moncho Chequel, pasando por el patio de don Kike Guzmán y se llegaba al rastro antiguo”. Algunos callejones, se convirtieron en calles, estas ahora conducen a varias aldeas.
El término Ylamatepeque, se menciona en varios documentos coloniales, junto a una treintena de pueblos dispersos en el Repartimiento de Pedro de Alvarado para 1536 “(…) que están en los términos y jurisdicción de la dicha ciudad de San Pedro”. Al parecer era un pueblo con XXX tributarios, encomendado a su Magestad. Ylamatepeque, se reconoce como un pueblo de indios tan antiguo como cientos de los que aún se encuentran, bien como sitios, aldeas o municipios, solo como referencia de pueblos arcaicos, incluyó; Aguanqueterique, Alauca, Alubarén, Aramecina, Atima, Camasca, Catacamas, Cataguana, Caiquín, Gualala, Cololaca, Colohete, Tegucigalpa, Orocuina, Sensenti, Chinda, Opatoro, entre otros.
Antonio R. Vallejo escribió sobre Ilama “Este pueblo fundado según tradición, en 1795, está situado a las márgenes del río Ulúa y ocupa una localidad irregular rodeado de cerros. Los documentos inéditos de Indias, corroborados por la tradición aseguran que este pueblo desciende de los aborígenes que encontró don Pedro de Alvarado en el lugar llamado Teconalistagua, que se trasladaron al inmediato Ilamatepet de San Cristóbal, dividido en dos barrios. Hoy se llama Ilama, tal vez por abreviatura perdiendo la terminación tepet. Tiene Cabildo municipal, casa para hospedar pasajeros y para escuelas de ambos sexos. El clima es cálido. Los habitantes se dedican generalmente a la fabricación de los sombreros de palma”.
A la fecha por falta de estudios con rigurosidad académica, resulta imposible saber dónde estuvo ubicado Teconalistagua, que por cierto es pueblo que se menciona apenas en documentación colonial.
Resulta reveladora la siguiente mención “Dijeron que en el Partido de Aguanqueterique se habla la lengua lenca, en el de Gracias a Dios otra que se llama putum, y que en el de Tencoa hay algunos pueblos que hablan la dicha lengua putum y otros que hablan la lengua jucap, los cuales son los siguientes; Serelica, Yamala, Ylamatepeque, Tecunalistaguac, Yguala. Los cuales pueblos son del dicho Partido de Tencoa. Y que todas las dichas lenguas son distintas y otras de la propia de los dichos sus pueblos y partido”.
La iglesia y su largo proceso de edificación
“El hermoso templo que se encuentra en el pueblo de Ilama, departamento de Santa Bárbara, se empezó a construir a fines del siglo XVIII y se concluyó a mediados del siglo XIX, según puede verse en la contrata celebrada con el arquitecto guatemalteco señor Barahona y que literalmente dice “En el pueblo de San Cristóbal de Ilamatepeque a los ocho días del mes de marzo de 1809…” (…) Haré el trabajo siguiendo el diseño que he presentado al pueblo, y que él escogió según el orden jónico, tal será el orden que seguirá hasta el final. La cúpula de media naranja o cimborro, les indiqué que quedaría mejor de dos cuerpos, pero el pueblo opinó que debía ser sencilla, así se hará. Llevará la iglesia solo dos torres laterales y en el medio de ellas habrá una cornisa suficientemente alta, con sus molduras necesarias, que indiqué es una ermita y no una iglesia parroquial. Ganaré por todo el trabajo la suma de MIL DOSCIENTOS PESOS PLATA DE CRUZ . La pobreza del municipio de Ilama, era extrema tanto que pasaron más de 70 años y la iglesia no se había repellado, luego vinieron los embates del Cólera Morbus, que diezmaron la población. Existen reportes de que la estructura inicial no soportó el terremoto que destruyó gran parte de Comayagua en 1874, luego sufrió daños por los temblores en Gracias en 1915. El 4 de febrero de 1976, la torre lateral derecha cayo en pedazos, por lo que hubo que reconstruirla casi en su totalidad, más una serie de fisuras en su fachada principal. Otros temblores recientes igual han afectado notablemente. Esta iglesia como las otras de Honduras, fueron construidas con mano de obra indígena. En sus paredes gruesas se utilizaron cantidades de rocas y ladrillos, a la arena con cal, le agregaron además de agua de Cablote y clara de huevos, práctica frecuente para ese entonces.
El interior de la iglesia de Ilama también ha sufrido un proceso de reconstrucción, su altar original fue sustituido, por una recreación similar al altar, dedicado a la Virgen de Lourdes, que se encuentra en Fátima, Portugal.
Don Leandro Rosa, pidió a Tobías Rosa, que le encargará al escultor guatemalteco Cipriano Dardón el busto de la Virgen de Lourdes, esta fue llevada a Ilama el 25 de febrero de 1895, años después el Congreso Nacional, estableció la feria de la Virgen de Lourdes, del 1ª al 11 de febrero. Anteriormente el patrón de municipio fue San Cristóbal, prueba de ello, es que en la iglesia aún se encuentra dicha imagen, que hasta la fecha se sigue festejando, cuando los motoristas del pueblo, lo sacan en procesión cada 10 de julio.
El Palacio Municipal, un elegante edificio
Se trata de una construcción dilatada y rectangular, de dos plantas, entejado a dos aguas, con amplias paredes y cuatro puertas altas adinteladas con roca vista en la primera planta. La segunda planta forrada con tabla y un cielo raso bien logrado, en los aleros siempre tuvo cornisas decoradas. Se concluyó para 1917, mientras fungía como autoridad edilicia don José María Tobías Rosa. Es significativo el hecho que el pueblo vecino de Gualala, tuvo un edificio idéntico, sólo que en este último ya no existe. El Palacio Municipal de Ilama, es Patrimonio Nacional, ojalá pueda restaurarse y que ahí funcione la Casa Cultural Tobías Rosa. Para completar los murales de la iglesia y la municipalidad, a instancias del alcalde Rosa, llegó a Ilama el pintor Salegio. De éste mismo artista, se encuentran en la municipalidad de Ilama varias obras, ojalá se les ocurriera instalarlas en alguna sala preferencial.
Una muestra importante de pintura colonial
A pesar de que los Ilameños no sean expertos en arte colonial, no hacen falta algunos que aseguran que el cuadro La Visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel (Siglo XVII) pertenece a Bartolomé Esteban de Murillo, incluso aseguran “que lo más importantes es el marco que protege el lienzo, pues ese está decorado en oro puro”. Nada más alejado de la verdad, a finales de los 90s un grupo ad-hoc sampedranos pagaron la restauración de dicho cuadro. La restauración estuvo a cargo de Rolando Caballero. Una vez que pudo desvelarse el lienzo, se llegó a la conclusión que es una obra importante, de autoría anónima del siglo XVII y que posiblemente fue de las piezas que se salvaron, del antiguo Monasterio de Tencoa. Bartolomé de Esteban de Murillo, fue un pintor sevillano de altísimo renombre, no existe ninguna bitácora donde se diga que él fue el responsable de dicha obra. ¿Qué importancia pudo tener el pueblo de indios de Ylamatepeque, para un artista de la talla de Murillo?, ¿O que pudo significar Ilama para el Rey don Carlos II? Hace algunos años había un documento, elaborado lo más seguro por JM. Tobías Rosa, donde se sostenía que el Rey “donaba el cuadro al pueblo de Ilama en agradecimiento… Al hacer un estudio de la caligrafía y tipo de tinta se llegó a la conclusión que se trataba de un palimpsesto, un documento falso, que nos corresponde a la época. El documento enmarcado, “dicen” en Ilama, aunque no me consta, fue extraído de la municipalidad por un pariente lejano de Don Tobías. Ojalá que cuando en Ilama exista un Museo, el documento, aunque sea falso, se devuelva, pues este tipo de piezas tienen valor, cuando el pueblo las conoce. Lo mismo ha sucedido con otra serie de documentos, pinturas y piezas antiguas en Ilama, ante la indiferencia e irresponsabilidad de algunos alcaldes, esas piezas terminan en colecciones privadas, incluso algunas ya salieron del país.
El fusilamiento de los hermanos Cipriano y Doroteo Cano
Fue José María Tobías Rosa, quien proporcionó al escritor olanchitense Ramón Amaya Amador el extenso relato sobre lo acaecido en Ilama en abril de 1843. Amaya Amador, lo que hizo fue novelar el episodio.
Contexto. Una vez fusilado Morazán en Costa Rica en 1842, sus acompañantes salieron en desbandada. Los conservadores persiguieron por décadas a los promotores del pensamiento morazánico. Un relato del historiador guatemalteco Montufar, describe la muerte de los Cano, por “hechiceros”, pero no los asocia como como soldados que anduvieron con Morazán”. Es preciso seguir indagando otras fuentes.
Sabemos de la existencia de la familia Cano en Ilama, por cierto, un apellido de tradición española, el colega Raúl Alvarado sostiene “Al continuar la lectura de documentos encontré lo que deseaba desde hace muchos años, datos sobre los hermanos Cano, citados en el registro municipal de Ilama. Sipriano Cano nació en 1800 en Ilama, clasificado económicamente como pobre, tenía una casa pajiza, su esposa se llamaba Felipa López, nació en 1811, estaban recién casados pues tenía un hijo de un año de edad registrado como José María Cano.
Doroteo Cano nació en 1797, clasificado como pobre, tenía una casa pajiza, 6 matas de mezcal, no está registrado el nombre de su esposa, pero está señalado como casado y sus hijos eran: Marta Cano de 8 años, Julián de 6 años, Faustino de 5 años. El padrón está firmado en la última página por el secretario Mariano Sánchez y el alcalde Pedro Sánchez a los veinte días del mes de julio 1832. Extrañamente numerosos investigadores hemos buscado en archivos de la región, algún informe sobre los “acontecimientos de 1843 en Ilama”, a la fecha no existen rastros. Situación enigmática, porque ese tipo de eventos aún en medio de las dificultades de ese entonces, deberían de estar en documentos civiles y eclesiásticos de Santa Bárbara o Comayagua. Sólo conocemos las notas sobre el Indulto al pueblo de Ilama “INDULTO AL PUEBLO DE ILAMA”. Secretario de la Cámara de Representantes del Estado de Honduras D.U.L. Comayagua, enero 21 de 1847.
Señor jefe de sección encargado del Ministerio de Relaciones. En sesión de este día el cuerpo Legislativo ha tenido a bien emitir el acuerdo número 89, que dice así: La cámara de Representantes, habiendo tomado en consideración la exposición del pueblo de Ilama, dirigida a manifestar el error que pudo cometer aquel vecindario en el asesinato de los individuos Cipriano y Doroteo Cano por haberlos creído hechiceros y con el poder bastante para destruir aquel vecindario con cuyo mal le habían amenazado los mismos ejecutados.
José María Tobías Rosa, personaje excepcional
Nació en 1874 y falleció en Ilama en 1933, realizó estudios en Guatemala de “Perito Mercantil y Teneduría de Libros”. Fue un personaje excepcional. Escritor de obras de teatro, se le reconoce más como dramaturgo, que poeta. Fue articulista en varios periódicos dentro y fuera del país, por muchos años utilizó el seudónimo de William The Farmer. Incorporó la Virgen de Lourdes en 1905 y logró que el Congreso Nacional, aprobara la Feria Patronal dedicada a la referida virgen. Lideró una serie de iniciativas locales, como la construcción del Palacio Municipal en 1917, incorporó el teatro infantil, ganó un concurso literario en Estados Unidos, con los fondos que le dieron, compró una imprenta, misma que fue llevada desde Pimienta a Ilama, en balsa río arriba. Por situaciones políticas, el colegió de Ilama, no lleva su nombre, otra muestra denigrante del manoseo de activistas de oficio. Quizás a futuro, en su memoria se erija un busto, o bauticen con su nombre una Casa de la Cultura. Ojalá las autoridades y jóvenes del municipio, entendieran de una vez por todas que Tobías Rosa fue un hombre valioso para Honduras.
Don Raúl Zaldívar en su libro Así es mi patria, al visitar Ilama en 1950 dice, “Noto desde el primer momento que estos habitantes tienen cierto canto al hablar, una modulación especial. Por todos lados se ve palma secándose al sol, que ocupan para hacer sombreros. (…) se me cuenta mucho sobre este interesante lugar, De la forma típica cómo se celebra su festividad, de la forma que tuvo de poseer muchos “brujos” (individuos que podían hacer maleficios, transmutarse en animales, curar “males”, etc.
El Guancasco de Ilama, Gualala y Chinda, único evento tripartita
Es significativo que ceremonias pretéritas como el Guancasco persistan, e incluso logren reacomodarse, sin importar la avalancha de una cultura dominante. La iglesia logró reajustar las festividades indígenas a su calendario litúrgico. La celebración del Guancasco, es vinculante en las comunidades de tradición lenca, evidentes en la región centro y sur occidente de Honduras. Regiones que durante el proceso colonial tuvieron población indígena sedentaria, ahí fue donde los conquistadores establecieron fundaciones. En el país se llevan a cabo varios Guancascos, sin embargo, sólo uno, se lleva a cabo de manera tripartita, y es él que se realiza entre los municipios de Ilama, Gualala y Chinda en Santa Bárbara.
Estas celebraciones mágico-religiosas, se vienen realizando desde tiempos inmemoriales, y por las mismas condiciones del dinamismo cultural, se han venido perdiendo elementos, prueba de ello es que los instrumentos y máscaras originales ya no existen. Es necesario mencionar que otros elementos se han incorporado, como los ritmos que ahora se bailan. Los trajes excéntricos que usan los bailadores o “negritos”, nos recuerdan actividades de carnaval, en pueblos afro-caribes. Ahora se elige la reina del Guancasco para darle la bienvenida a los feligreses de los pueblos, se elaboran “alfombras en aserrín”. Se asume que esta ceremonia es un “baile por la paz”, aunque no tenemos registros de guerras entre pueblos hermanos.
El pueblo de Ilama, debe reconocer que hubo dos personajes, valiosos para el fortalecimiento de su cultura local, Don Cándido Hernández, un promotor entusiasta de la celebración del Guancasco, y Don Demetrio Sánchez, un gestor en las celebraciones de la Semana Santa. Esperemos que las autoridades actuales, diseñen estrategias de fortalecimiento cultural, màs ahora que cuentan con fondos, deben asignar un presupuesto permanente, para llevar a cabo las festividades. Estas “Encuentros” deberían de ser el punto de partida de grandes proyectos de desarrollo, o al menos la búsqueda de alternativas, para cuidar los recursos naturales. Vergüenza nos debe dar, las aguas residuales de los pueblos del “Guancasco”, se depositan en el río Ulúa.
¡A Renán Darìo y Ada Esmeralda, mis fuentes de inspiración!
San Miguel de Lajas, Colinas, diciembre, 2023