A dónde va el dinero versión 2

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

La corrupción pública es un problema que enfrenta Honduras de manera crónica. Es decir, a lo largo de un tiempo prolongado. Y que no va a desaparecer con la refundación socialista, por el contrario, vemos señales que más bien tiende a incrementarse lunáticamente. Los actos de corrupción pública ocurridos en tiempos de dominación política derechista, se quedan cortos, comparados con los que están ocurriendo en la actualidad, bajo la dominación política izquierdista.

La diferencia está en que, durante los gobiernos nacionalistas, el dinero fue principalmente a los bolsillos individuales de personajes políticos, que ocupaban importantes puestos públicos en el sistema botín, mientras que ahora, la plata en sumas extraordinarias, va destinada más para la causa política y menos a los bolsillos individuales de los que forman parte de la cúpula que controla el Partido Libre.

Sin embargo, el hecho que importa y llama la atención, es que los dineros que se roban del erario público, hoy por hoy, se utilizan para lograr objetivos políticos definidos en función de la campaña proselitista que se avecina y pensados para volver o continuar en el poder de gobierno. La carta de renuncia del “destituido exministro de salud José Manuel Matheu, en la que destapa irregularidades y tropiezos en su gestión”, es apenas una de las señales de las acciones que están tomando desde ya, con fines electoreros. Igualmente, la renuncia de la exministra de finanzas que, por lo visto, ya cuenta con los millones necesarios, para dedicarse a su campaña pro Presidencia de la República. ¿De dónde saldrán los recursos que van a invertir en esta campaña proselitista? Probablemente, una parte sale del erario público y, la otra parte, de aportes que harán los camaradas del Foro de Sao Paulo.

Y así como estas señales, hay muchas más que no salen a la luz pública, porque son objeto de persecución política, quienes se atrevan a denunciarlas, lo que pueden caer en desgracia e ir a la isla del cisne, acusados por conspiración en contra del gobierno. El régimen político que tenemos, es inevitablemente pro dictadura y, por tal razón, no tienen vergüenza alguna en hacer lo que necesiten hacer para asegurar un nuevo triunfo electoral.

Estamos enfrentando una corrupción pública desde el ángulo político partidarista, mucho más agresivo que el de los gobiernos derechistas y, con muchas ventajas, para aplicar métodos de engaño o fraude electoral, en perjuicio de la mayoría ciudadana que ya no les apoya. Los socialistas, tienen el país en el lugar más bajo del índice sobre la percepción de la corrupción en Centroamérica, siendo superado por Costa Rica (49), El Salvador (83), Panamá (102), Guatemala (123) y Nicaragua (127). De ahí en Honduras, que ocupa el puesto (157) entre 180 países en el Índice de Percepción de la Corrupción de 2022 publicado por Transparencia Internacional, ¿qué podemos esperar en relación con las elecciones que nos vienen en el 2025?

¿Serán capaces las fuerzas democrático derechistas de “darle vuelta a la tortilla” y que los demócratas ganen las elecciones? Está por verse, todo depende del grado de unidad estratégica que logren para resistir y vencer al Partido Libre en esas elecciones. Que por los vientos que soplan nadan cuesta arriba en un río temible por su turbulencia.

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