Por: Otto Martín Wolf
Albert Einstein dijo una vez: “Hay dos cosas que son infinitas, el universo y la estupidez. Que conste, no estoy seguro del universo, ese puede tener un fin. Ahora en cuanto a la estupidez…”
Veamos; Cada día los autos vienen con nuevos dispositivos para hacerlos más eficientes. El mío, nada extraordinario pero nuevecito, tiene “luces inteligentes” que cambian instantáneamente de alta a baja y viceversa al detectar si viene otro auto.
Otra maravilla es el limpiavidrios, el cual “sabe” si hay lluvia y su intensidad, moviéndose adecuadamente sin intervención humana.
En los retrovisores externos tiene instalado un radar que avisa si en las líneas contiguas viene o no tráfico, al igual que suena una fuerte alarma cuando uno cambia de carril sin poner el pidevías -para aquellos que se cruzan sin previo aviso o que se duermen al volante.
Una maravilla!
Vidrios eléctricos y cosas como esas son del pasado, ahora uno puede hablar por teléfono sin manos, utilizando el equipo instalado, que también sirve para escuchar música y no digamos programar las rutas y verlas en la pantalla, casi estándar en todos los autos.
¿Inteligencia artificial? Claro que sí!
Entonces, ¿por qué esos genios no han inventado un auto a prueba de robos? Cualquier niño de escuela (especialmente en Honduras) puede abrir y encender un carro de última gama sin otra herramienta que su celular y en menos tiempo del que uno tarda en gritar “policía, me roban el carro!”.
Descarto una complicidad entre los fabricantes de autos y los ladrones. Los primeros roban en el precio y en el financiamiento, los otros se llevan el carro entero.
Es lo mismo que sucede con la estupidez natural cuando en las películas el prisionero abre las esposas con las que está amarrado utilizando un clip o un gancho de pelo cualquiera.
En ese caso el fabricante de las esposas sería el estúpido (se supone son de seguridad, no?) o de quien escribió la película y la del público que acepta eso sin cuestionarlo.
Algunos restaurantes están implementando lo que han llamado “menús inteligentes”.
Desde luego esa inteligencia no está a favor del cliente, le comento por si no se ha enterado que, debido a la maravillas tecnológicas de que disfrutamos, segundo a segundo los precios en el menú son actualizados tomando en cuenta varios factores: El más importante desde el punto de vista de ellos es la cantidad de gente que les visita en determinado momento; si son muchos, los precios suben automáticamente sin intervención humana!
En el tiempo que transcurre mientras usted hace la cola en algunos de comidas rápidas, el precio puede cambiar (siempre para arriba, desde luego), de manera que cuando llega el momento de ordenar ya su pedido cuesta más!
Estoy seguro -aunque aún no es oficial- que también esos “menús inteligentes” tienen una conexión que les permite actualizar los precios dependiendo de lo que cuestan las verduras, carnes, papas, etc. en el mercado.
¿Sube el cerdo? En el instante también el precio de las chuletas y los chicharrones se eleva en los menús ¡todo en el acto!
Desde luego que eso es inteligencia artificial programada pero, ¿por qué nunca eso va en favor del consumidor?
Claro, quien paga la fiesta pide la música, en ese caso quien compra el programa (el restaurante) es el que ordena lo que más le beneficia.
Los “hackeadores” internacionales son capaces de meterse en la página de la CIA, robar millones de los bancos y hacer lo que les dé la gana con las plantas nucleares de Irán pero, ¿por qué no se pueden bloquear los celulares en nuestras prisiones para evitar que los cabecillas de las bandas no dirijan desde ahí sus negocios criminales.
La tecnología existe, no es monopolio de ningún país, podrían al menos hacer la prueba?
Claro, aún no existe una tecnología que pueda detectar cuando un guarda de prisión es el mismo que le lleva la droga o los celulares a los delincuentes.
Verdad que si hubiera un “corruptómetro inteligente” a quien primero habría que aplicarlo sería a los que manejan los dineros públicos.
¿Y, para finalizar qué tal una combinación de Estupidez Humana e Inteligencia Artificial?
Un genio de las finanzas está planeando la salvación de la humanidad por medio de lo que se ha dado a llamar “Terraformación de Marte”, ya que aquí estamos terminando de arruinar el medio ambiente. No sería más inteligente y económico Terraformar la Tierra, salvando lo que aún nos queda y olvidarnos por el momento de hacerlo en Marte?
¿Quiénes serán los 10 o 20 privilegiados que se salvarán mudándose permanentemente a Marte?
Ni usted ni yo, se lo aseguro, nosotros estamos en el grupo de miserables y nos quedaremos aquí.