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Cnel. (R) FAH
Francisco Zepeda Andino.
Hemos expuesto la consistente oposición de El Salvador para cumplir lo sentenciado por la Corte Internacional de Justicia el 11 de septiembre, 1992, en el Golfo de Fonseca, la línea de cierre y espacios marítimos mar adentro del Océano Pacífico. La posición de Nicaragua durante la parte escrita y oral de los procedimientos fue similar a la salvadoreña, o sea negando a nuestro país un mar territorial, plataforma continental, zona económica exclusiva y, además, afirmar tener frontera marítima solo con El Salvador en el Pacífico.
En una declaración escrita ante la CIJ, Nicaragua afirmó: “En cuanto a la delimitación al exterior del Golfo de Fonseca, Nicaragua señaló que tal delimitación solo podría hacerse entre ese país y El Salvador, puesto que son los únicos que tienen costas en Océano Pacífico ya que Honduras, dice, no es un Estado costero en el Pacífico”. En la fase oral, Nicaragua repitió su argumento diciendo:” … defendió los argumentos sostenidos por Nicaragua en relación al status jurídico del Golfo de Fonseca agregando que Honduras carece de derechos fuera de la línea de cierre del mencionado golfo y que, por lo tanto, no procede ninguna delimitación a favor de Honduras, en esas áreas donde, dijo, que solo tienen derecho Nicaragua y El Salvador”.
Desde 1992 hasta 2021 transcurren 29 largos años durante los cuales nuestros diplomáticos internacionales siempre enfrentaron una posición de 2 contra 1 en los esfuerzos por hacer cumplir lo establecido en la sentencia de la CIJ. En el libro de la Secretaría de Relaciones Exteriores “Definiciones Soberanas, 2005”, se hace constar como Honduras y Nicaragua, desde los años 90, sostuvieron reuniones informales buscando “una solución comprensiva de las diferencias que sostienen en cuanto a espacios marítimos en el Océano Pacífico y Mar Caribe…… Honduras permanece dispuesta a emprender negociaciones con Nicaragua para definir sus espacios marítimos en el Océano Pacífico por la vía de acuerdo sobre la base del Derecho Internacional”, pág. 275-276
Lo anterior deja totalmente claro que lo logrado por nuestros negociadores el 2021 no fue algo salido de una maniobra político partidista sino la conclusión de un anhelo hondureño de que se respeten sus intereses nacionales permanentes y vitales, los cuales van más allá de un periodo presidencial de 4 años.
Nicaragua en la negociación llevada a cabo, decide reconocer a Honduras, partiendo del punto central de la bocana en dirección del territorio nicaragüense, un segmento de 3.168 millas náuticas (3.17) de ancho en la bocana del golfo, que se extienden a los espacios marítimos del Océano Pacífico, ricos en toda clase de recursos naturales. Nuestros pescadores ubicados en Choluteca o Valle, con el equipo apropiado, pueden ahora salir y buscar una mejoría en su condición económica. Queda de tarea a un gobierno central darles el apoyo necesario. Los que cuestionan lo obtenido olvidan que fue un proceso de negociación, no imposición de una voluntad sobre otra. ¿Qué ventaja obtuvo Nicaragua? Ser congruente en el acatamiento a las sentencias de la CIJ, dada su exigencia a Colombia en el Mar Caribe. ¿Qué obtuvo nuestro país? Un corredor de 3.168 (3.17 mn), equivalente a 5.867 (5.8 kilómetros) de ancho. Ese corredor es real hasta tener un acuerdo con El Salvador.
La ratificación del Tratado Bicentenario debe seguir el trámite legal para poder ser presentado y registrado ante la Comunidad Internacional. Siendo lo anterior de vital interés para Honduras, su no consecución es un acto imprescriptible.
Ahora, El Salvador tiene que decidir o seguir faltando al cumplimiento de una sentencia de la CIJ, con el correspondiente desprestigio jurídico internacional, o abocarse a una negociación bilateral con Honduras o trilateral, incluyendo a Nicaragua, quien ya ha expresado su voluntad política en una muestra loable de centro americanismo.
Honduras no puede esperar otros casi 30 años para que se le reconozcan sus derechos en la bocana del golfo y los espacios marítimos en el Pacífico. La ecuación ha cambiado. Ahora somos 2 naciones soberanas de 3, Honduras y Nicaragua, las que declaramos nuestro acatamiento a un sistema jurídico internacional sustituto del uso de las armas. No obstante, Si vis pacem, para bellum.