Sus semillas fueron plantadas muy dentro de la tierra,
tardaron por salir sus raíces y sus hojas verdes y pequeñas, parecía una eternidad
verle crecer,
¿Acaso un día podría admirarlo por fin, frondoso y altivo?
Su tronco, sus ramas, sus hojas serian un milagro divino,
enfrentaría las tormentas, los vientos sempiternos,
y sol abrazante o el frío del invierno,
y de nuevo sus frutos sedientos nacerían a un nuevo ciclo,
los pájaros anidarían bajo su cobijo,
las ardillas frenéticas vagarían por sus escondrijos,
y en la mañana antes que el sol naciera,
el rocío del agua caería como un pequeño y sobrecogedor manantial de vida,
su sombra benigna sería un refugio para mi sudorosa frente,
y seguro cuando mi alma partiera,
tu allí estarías aun esperando la lluvia bienhechora y tierna!.
Marco Tulio Medina
Tegucigalpa, M.D.C.
23 de mayo del 2024