Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
En el ambiente político hondureño vivimos en una coyuntura de transición en la que el cambio que ocurre atemoriza. El temor predomina en la sociedad porque la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas temen el sistema de dominación política que imponen los socialistas. No es que los hondureños nieguen la ley del cambio sino, la inseguridad que genera el gobierno para cambiar el modo de vida político.
La conciencia de la ciudadanía hondureña teme la manera como el Partido Libre, a través del gobierno, suscita el control violando normas que aseguran la libertad individual, el Estado de Derecho y la vida democrática para cambiar el estatus quo. La sociedad hondureña es obligada a través del miedo y el odio clasista a aceptar el reto del cambio del sistema institucional vigente instituido desde tiempos pretéritos o mejor dicho por más de 200 años.
El ego de los socialistas los hace asumir que la población hondureña solo a través del miedo puede aceptar el cambio. Consideran, que la conciencia de la mayoría de ciudadanos, es de tan bajo nivel educativo que, para manipular su ignorancia, hay que conducirlos con temor. Sin reconocer que el punto de vista general del hondureño, vence la incertidumbre y la ignorancia, mediante un nivel de conciencia basado en la bondad de Dios para trascender los hechos y percepciones limitadas que la realidad les condiciona.
Los socialistas niegan la fe en Dios para posibilitar el cambio de la vida política. No aceptan que esta fe pueda dar forma al cambio político, sino que perciben la fe en Dios, como factor de aumento de la desconfianza en el socialismo. Ven en la fe cristiana, una amenaza y no una oportunidad para lograr la transición política. Creer en Dios es obstáculo potencial para instaurar los principios del marxismo socialista, del Estado y la sociedad socialista. Ven en los cristianos opositores reales al sentido del humanismo lógico marxista en el que basan la existencia humana los intelectuales o ideólogos que controlan el Partido Libre y el gobierno y, en consecuencia, todo el sistema de dominación política que están consolidando. Los ideólogos marxistas refundacionales hondureños, temen en realidad, que la sustancia omnipresente de Dios en los hondureños, imposibilite las acciones políticas que le puedan dar forma a una vida socialista en el que la dictadura del Partido Libre, se imponga en el diario vivir.
La ciudadanía hondureña, no puede permitir que el pensamiento socialista anti-cristiano imponga el temor, la incertidumbre y la ignorancia para regir las decisiones políticas. Hay que trascender el punto de vista humano del ego marxista y lucha por establecer un nivel de conciencia mayor, que base la transición política, en la bondad que inspira Dios más allá de los hechos y percepciones limitada que imponen los ideólogos marxistas del Partido Libre con apoyo del Foro de Sao Paulo.
Hay que usar la fe en Dios para guiar nuestra vida política, nuestra manera de pensar y evitar restringirnos al paradigma que imponen los políticos refundacionales en el que hay ausencia de amor, calidad de completo y prosperidad.