Por: Carlos G. Cálix*
En la política internacional, la comprensión del funcionamiento del cerebro del votante y el manejo de las emociones son herramientas cruciales para cualquier político que aspire al éxito. En el contexto hondureño, donde la política está marcada por una historia de inestabilidad, corrupción y desconfianza, el conocimiento sobre cómo influir en la opinión pública y movilizar a los votantes es vital tanto en las primarias como en las elecciones generales. Indudablemente, el gran problema histórico es que la mayoría de los políticos siguen pensando y actuando como que vivieran en los años 80. A la fecha, son muy pocos los que han aprendido a utilizar las emociones y los datos para sus estrategias.
Precisamente, es importante que sus estrategas y equipos cercanos comprendan la necesidad de efectuar campañas razonables acompañadas de emociones, teniendo presente que, el cerebro humano tiene tres partes principales que influyen en nuestras decisiones políticas: el cerebro reptiliano, el sistema límbico y la neocorteza. El cerebro reptiliano, la parte más primitiva, se encarga de nuestras respuestas instintivas. El sistema límbico es el centro de nuestras emociones, mientras que la neocorteza es responsable del pensamiento racional y lógico.
En la política, el cerebro reptiliano y el sistema límbico juegan roles cruciales. Las decisiones políticas a menudo se toman de manera emocional, con las personas respondiendo instintivamente a los mensajes que apelan a sus miedos, esperanzas y deseos. Los políticos hondureños, por tanto, deben enfocarse en estrategias que hablen directamente a estos aspectos emocionales del cerebro.
Esas emociones son una herramienta poderosa en la política. Los políticos que logran conectar emocionalmente con sus electores pueden generar una base de apoyo leal y apasionada. En Honduras, un país con problemas sociales significativos, los mensajes que apelan a la justicia, la seguridad y el bienestar pueden ser particularmente efectivos.
El miedo es una de las emociones más potentes en la política. Los políticos hondureños pueden usar el miedo de manera estratégica para movilizar a sus bases. Por ejemplo, en un contexto de alta criminalidad, los mensajes que prometen mano dura contra la delincuencia y la corrupción pueden resonar profundamente. El miedo a la inseguridad puede ser explotado para ganar apoyo para políticas de seguridad más estrictas.
Por otro lado, la esperanza es igualmente poderosa. En un país donde la gente a menudo se siente desilusionada con la clase política, los mensajes de cambio y renovación pueden ser muy efectivos. Los políticos que prometen un futuro mejor, con oportunidades económicas y justicia social, pueden inspirar a los votantes a creer en un nuevo comienzo.
En la era de la información, los datos juegan un papel crucial en la formulación de estrategias políticas. Los políticos que utilizan datos precisos y análisis detallados pueden diseñar campañas más efectivas y dirigidas. El microtargeting, el uso de big data para identificar y segmentar a los votantes, permite a los políticos enviar mensajes personalizados a diferentes grupos demográficos. Por ejemplo, un político puede utilizar datos para identificar a los jóvenes en áreas urbanas preocupados por el desempleo y enviarles mensajes específicos sobre políticas de creación de empleo.
En esta misma línea, las encuestas y el análisis de opinión son herramientas esenciales para entender el sentimiento público y ajustar las estrategias en consecuencia. En un país con una historia de desconfianza hacia las instituciones, es crucial que los políticos utilicen encuestas confiables para medir el pulso de la población. Esto les permite adaptar sus mensajes para alinearse con las preocupaciones y deseos del electorado.
Honduras enfrenta desafíos únicos que influyen en su dinámica política. La corrupción endémica, la violencia y la situación económica son temas centrales que afectan la percepción pública y la participación política. En este contexto, los políticos deben ser especialmente astutos en el uso de las emociones y los datos para conectarse con los votantes. Al igual que en 2013, los políticos que logren posicionarse como campeones contra la corrupción podrán ganar un apoyo significativo. Utilizar datos para demostrar transparencia y rendición de cuentas puede ayudar a construir confianza y puede movilizar a los votantes a favor de candidatos que prometen reformas significativas.
La situación económica es otro tema crítico. Los candidatos que se enfocan en políticas que promueven el desarrollo pueden resonar con grandes segmentos de la población que se sienten marginados. En Honduras, el cerebro de algunos políticos piensa únicamente en su beneficio propio. Y, el cerebro de otros, piensa que puede transformar al país haciendo las cosas correctamente. Estos son los que deben hacer uso estratégico de las emociones y los datos reales para demostrar que es posible un mejor país. Comprendiendo esto, nos vemos en el futuro.
[email protected] Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Posdoctorado IIESS-CONICET.