Por: José A. San Martín F. *
Consideramos importante exponer algunos criterios sobre el desempeño que realizan los miembros de nuestras Fuerzas Armadas (FFAA) que pasan a la honrosa situación de retiro. Mientras se desempeñaban como oficiales activos, su proceder se ha debido ajustar a las normas establecidas en la Constitución de la República y demás leyes aplicables al ramo de defensa y seguridad. Una vez que pasan al retiro, las leyes mismas le conceden los deberes y derechos comunes al resto de la hondureñidad, se desligan legalmente de ese sagrado compromiso constitucional.
¿Qué hacen o harán estos militares una vez retirados? Normalmente se dedican a actividades que llenan sus espacios con conocimientos adquiridos dentro de la institución que los forjó en un ambiente de disciplina, obediencia y un enorme contenido patriótico. Igualmente les labró el camino para su formación académica y profesional en aquellas actividades productivas del desarrollo humano, en donde, además de las tradicionales carreras universitarias, pueden transitar sobre las que se relacionan con las ciencias políticas. En este sentido, básicamente, queremos opinar del interés surgido en estos militares retirados (MR) para incursionar en la política doméstica buscando ocupar cargos de elección popular a través de los partidos políticos vigentes en el país.
Muchos de los militares y policías retirados se han asociado en pequeñas organizaciones (oficiales, veteranos, reservistas, auxiliares, suboficiales, etc.) con el fin de mantener actividades de camaradería, espíritu de cuerpo y entretenimiento, afines a sus capacidades y aptitudes personales y profesionales. En este sentido, queremos observar sobre este interés, natural, de nuestros compañeros retirados.
Al gozar de los derechos y deberes constitucionales, los MR no poseen ninguna restricción para incursionar en este vital campo de la organización de los Estados. Antes bien, su experiencia profesional como sus defensores y teniendo como complemento sus especializaciones en los distintos campos del desarrollo, los MR son ciudadanos con un amplio conocimiento de la realidad nacional; lastimosamente son y han sido subutilizados por los procesos políticos para participar en la ejecución de los planes de gobierno que promueven el crecimiento y bienestar de la nación.
Las distintas asociaciones que los agrupan, sin parcialismos políticos, deben alimentar las aptitudes de aquellos asociados que demuestran capacidad, idoneidad y liderazgo para accionar en las distintas instituciones políticas que trabajan en procura de poder gobernar la nación. Los militares nos hemos desarrollado por muchísimos años en los campos de la planificación, organización, ejecución y control que comprende la administración efectiva de toda empresa, privada y pública, convirtiéndolos en efectivos directores de cualquier institución. Prueba de ello es la aplicación moderna de los conceptos plasmados en el libro ancestral sobre táctica y estrategia militar que se implementa como referencia para la dirección empresarial eficiente y efectiva; nos referimos a “El Arte de la Guerra”, de Sun Tzu aparecido en el año 500 AC y que en el medio castrense es estudiado a fondo.
Son estas y otras razones las que nos permiten creer y estar seguros de que los profesionales militares están más que calificados para dirigir y gerenciar instituciones públicas y privadas de diversa índole, incluso las dedicadas a la política. En el pasado lo hicieron, pero por circunstancias ajenas a la práctica democrática.
Pasó la época de los gobiernos militares. La fragilidad e inestabilidad de muchos gobiernos permitió, en muchos países latinoamericanos, asiáticos y africanos, que las organizaciones militares se hicieran cargo del poder político. Nuestro último gobierno, catalogado como militar, no lo fue, sino cívico militar porque una asamblea constituyente eligió, en 1980 y de forma provisional, al entonces jefe de las Fuerzas Armadas, General Policarpo Paz García como presidente provisional mientras se creaban las condiciones para la elección del Ejecutivo en funciones según las normas democráticas de elección política popular. Esto sucedió un año después con el triunfo del Partido Liberal de Honduras, iniciando en nuestro país la época democrática constitucional.
En la actualidad, algunos militares se perfilan como lideres dentro de ciertos partidos políticos, generando nuevas expectativas y esperanzas entre la hondureñidad cansada de los mismos esquemas fallidos de gobiernos ineptos y corruptos, caracterizados por el incremento de falencias en la educación, salud y seguridad, además del incremento de las acciones de la delincuencia organizada, el narcotráfico y la corrupción.
Los MR, por descendencia, promueven los principios y valores morales junto a su sólido patriotismo; deben incrustarse en las distintas organizaciones políticas para ayudar a depurarlas y fortalecerlas porque, responsablemente, pueden hacer la diferencia para que todas las instituciones de gobierno, las corporaciones municipales, legislativas y judiciales, alcancen efectivamente el objetivo último de arrebatar del infortunio a nuestra Honduras y su pueblo.
*coronel de Aviación ®
Excomandante General FAH