Indignados

“Con tal que no me toquen, no hay problema, si me tocan será otra cosa”, así respondió el dirigente nacionalista Fernando Anduray a los ataques verbales que recibió de miembros del grupo de los Indignados en el aeropuerto capitalino.

El también catedrático universitario estaba dando una entrevista ayer cuando fue interrumpido por el activista Miguel Briceño, quien le reclamó airadamente por estar a favor de la reelección presidencial.

“Señor (Anduray) por qué hace poco usted le decía a los estudiantes que la reelección era inconstitucional, ahora es válida, mentiroso”, esgrimió el dirigente de Los Indignados.

Al tiempo que le gritaba, Briceño se acercaba en forma amenazante al profesor universitario de Derecho Constitucional. “Saque la camiseta blanca y defienda la Constitución ahora”, agregó el también simpatizante del Partido Libertad y Refundación (Libre).

La actitud de Briceño recordó entre los visitantes del aeropuerto el reciente episodio del exasesor presidencial Marvin Ponce, quien le estrelló un vaso con agua en el pecho al analista Nelson Ávila, durante un foro televisivo.

Al igual que a Ponce, los usuarios de las redes sociales, donde el video se hizo viral, no han parado de criticar la actitud violenta de Briceño mientras que otros cuestionaron a Anduray por su postura sobre la reelección presidencial.

Enfermos de odio

En el momento del incidente, Anduray se mostró sereno y sólo se limitó a saludar a su agresor levantando los dedos en forma de “v”, la señal de amor y paz.

No obstante, dijo a LA TRIBUNA que la actitud de Briceño es una provocación y solo refleja que su corazón está lleno de odio por andar siguiendo al expresidente Manuel Zelaya Rosales.

“Soy un hombre acostumbrado a trabajar, sé que fue una provocación pero a mí no van a sacar de quicio, yo estoy en lo que estoy en política”, dijo.

“Ellos deben aprender a ser tolerantes, ellos tienen sus argumentos y aunque no los compartimos tampoco los insultamos por eso”, agregó Anduray, quien se desempeña actualmente como secretario general del Registro Nacional de las Personas (RNP).

Señaló que trabajó por 30 años con jóvenes y por lo tanto puede comprender los gritos pero sin perder el respeto. “Ahora, el día que me llegue a tocar será otra cosa, voy a reaccionar”.