Para un joven de 21 años, desempleado, con una compañera de hogar y tres hijos que mantener se necesitaría ser un malabarista en su economía. Eso es lo que precisamente hace Brian Alexander Gutiérrez Romero, quien a diario hace malabares con tres machetes y un balón de baloncesto en avenidas capitalinas.
“Aprendí este oficio en Guatemala para distraer un rato a la gente”, indicó Gutiérrez Romero, en la esquina de una calle en los alrededores de Casa Presidencial, en Tegucigalpa.
Viajaba contentamente con su esposa a tierras guatemaltecas para perfeccionar esa habilidad, pero dejó de ir hace un año con el nacimiento de su hija menor.
El joven relató que su vida ha sido de constantes malabares desde que sus padres lo abandonaron. Distintas etapas de su adolescencia las pasó en internados, incluso se fugó de varios. Afortunadamente, sus abuelos le dieron abrigo.
Muy joven conoció a su compañera de hogar y con el paso de los años han procreado tres retoños. “Mis hijos me ven hacer esto”, dice, mientras espera que la luz del semáforo cambie a rojo y empezar a entretener a motoristas que aguardan en sus automóviles.
“La verdad es que no deseo ver a mis niños haciendo esto, quiero que me superen y consigan un buen trabajo”, agregó.
SIEMPRE ALERTA
Brian Alexander Gutiérrez Romero siempre pasa alerta ante la presencia de inspectores municipales que prohíben este tipo de malabares con uso de machetes por considerarlo un riego.
“En vez de prohibir el uso del machete, porqué no miran las necesidades que tengo de un trabajo, nos pueden quitar los machetes, pero sería mejor un trabajo”, planteó.
El muchacho dice que no murmura de lo aprendido en las calles, ya que gracias a eso consigue el sustento para su esposa e hijos.
Finalmente, el semáforo cambia a rojo y es la oportunidad de Gutiérrez Romero para ganarse unos lempiras. Se apresura al centro de la calle, muerde un palo corto con sus dientes y con admirable destreza le da vueltas al balón anaranjado.
Luego suspende su pie izquierdo y lanza los machetes en el aire y sin dejarlos caer los sujeta con sus manos. Después de un rato les rinde el saludo a sus espectadores y se ubica en las ventanas de los carros para solicitar el apoyo económico de los conductores.
Según la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS), el desempleo abierto en Honduras es de 7.3 por ciento, es decir unas 250 mil personas, mientras la tasa de subempleo invisible es de 43 por ciento, alrededor de 1.5 millones de personas.
El malabarismo es una tradición muy antigua. En el antiguo Egipto, en los tiempos del príncipe Beni Hassan (1794 a 1781 a. C.) ya se conocían mujeres que hacían malabarismo. De hecho, hay varias pinturas de egipcios haciendo malabarismo de pie. (Wilfredo Hernández)
