Paciente alemán demuestra sus brazos trasplantados

BERLIN (AP) – El receptor del primer trasplante completo de brazos en el mundo se rascó la cabeza y la espalda y sonrió feliz el miércoles, asegurando que estaba en camino de la independencia un año después de la operación.

Después de vivir seis años sin brazos, Merk dice que el momento más feliz de la operación fue al despertar y ver que volvía a tener extremidades.
Después de vivir seis años sin brazos, Merk dice que el momento más feliz de la operación fue al despertar y ver que volvía a tener extremidades.

El agricultor Karl Merk, que perdió los dos brazos a la altura del hombro durante un accidente en 2002 con una cosechadora, demostró sus avances al rascarse la nuca con la mano derecha y apretar discos de caucho con las dos manos durante una conferencia de prensa cerca de su casa en el sur de Alemania.

En julio de 2008 fue sometido a una operación de 15 horas en la Clínica Universitaria de Múnich por parte de un equipo de 40 médicos, enfermeras y anestesiólogos.

Los médicos pensaban que tomaría por lo menos dos años para que los nervios del brazo crecieran lo suficiente para permitir el movimiento, pero el paciente de 55 años ha progresado más rápidamente que lo previsto gracias a un programa intenso de fisioterapia y estimulación eléctrica.

«Mi sueño mayor es que mis dedos sigan mejorando para que yo pueda recoger cosas y volver a valerme por mí mismo», dijo Merk.
Vistiendo una camisa de mangas cortas que dejaban al descubierto las conexiones de los trasplantes, Merk pudo agitarlos sin la ayuda de las férulas y vendajes que necesitó poco después de la operación.

«Salgo a menudo con mi mujer a pasear al perro», declaró Karl Merk, de 55 años, durante una conferencia de prensa televisada en directo del hospital de Memmingen (sur de Alemania).

Merk, un ganadero de vacas lecheras, forzudo y con un fuerte acento bávaro, mostró cómo podía mover su brazo izquierdo, todavía marcado por profundas cicatrices, con el que se rascó la cabeza ante las cámaras.

Todavía no puede tomarse una cerveza «más que con una pajita», pero está convencido de que pronto tendrá la fuerza suficiente en las manos para coger una jarra, objetivo imprescindible para quien, como él, vive en el sur de Alemania.
Merk, sueña con volver a conducir una moto después de haber «ensayado» ya con la bicicleta.