Apuntes preliminares sobre el periodismo en Olanchito

La articulación de un conjunto de valores, hilvanados alrededor de la defensa de la libertad, el rechazo a la tiranía, el amor a la Patria por medio de la defensa de sus altos intereses; y la burla del poder que no se colocaba al servicio de la ciudadanía, produjo una corriente crítica que se manifestó en un claro culto a la palabra. Tanto en la forma de oratoria política, como en el ejercicio del periodismo.

El primer periódico de la ciudad

Posiblemente el acto periodístico más importante –y especialmente para nuestros fines– es la instalación a finales del siglo XIX de la primera imprenta que operara en Olanchito. El general Purificación Zelaya la trajo de Yoro y la coloca al servicio de sus negocios y del público en general. Allí, contando con el apoyo de Francisco Murillo Soto, editó en el año 1916, el primer periódico registrado que se conozca en toda la historia de la ciudad. Se llamaba “Olanchito Moderno”–del cual se conservan algunos ejemplares en el Archivo Nacional de Honduras– y en él se puede apreciar cómo el primer columnista conocido, el propio Murillo Soto, arremete en contra de las costumbres negativas y pone en cuestión una escala de valores paralizantes; y propone alternativas modernizadoras, las cuales considera que deben ser objeto de análisis y discusión por todos, en forma clara y abierta. Era redactor de este periódico “el entonces profesor Enrique Buck” (El Tiempo, año 1, número 1, Olanchito 30 de septiembre de 1928).
Hay que recordar, que la ciudad entonces no estaba acostumbrada a reflexionar sobre estas cosas que sólo correspondían a ciudades mayores y de claro perfil económico y político superior.

Dos figuras destacadas

Algunos años antes dos figuras destacadas hacen periodismo político en forma muy definida: Francisco J. Mejía y Ángel Moya Posas. Ellos dominan, desde la ciudad de La Ceiba, el periodismo de combate, de crítica al gobierno de defensa de los administradores públicos de sus afectos, dentro de una perspectiva que hoy podríamos llamar de índole conservadora. Mientras Mejía busca mejorar sus opciones para lograr la Presidencia de la República, Moya Posas se inclina a favor de Carías Andino, defendiendo su discurso como el incansable luchador en contra de la selva y el atraso que representan los vicios que se han establecido en la conducta y en el comportamiento de los hondureños. Sin embargo, pese a las apariencias en contrario, hay algunas cosas que son comunes a ambos escritores. La primera es su fuerte idealismo. Ninguno escribe para comer; ni para sostener cargos mezquinos en el gobierno de turno. Los dos tienen como actividad marginal la escritura de artículos y la dirección de periódicos, en vista que su fuerza e independencia están sostenidas por otras actividades económicas. En el caso de Mejía, su profesión de abogado. Y en el de Moya Posas, su condición de pequeño empresario, propietario de una imprenta muy bien montada, especialmente para las exigencias de su época. Y finalmente, los dos citados tienen como campo de actividad, la ciudad de La Ceiba en vista que las dos primeras décadas Olanchito, no tiene las condiciones mínimas para el desarrollo de estos dos valiosos escritores.

Francisco J. Mejía muere en el año 1919, muy poco tiempo antes que logre la candidatura por lo que, en el futuro Carías constituiría el Partido Nacional. En cambio a finales de la década de los veinte, Moya Posas consolida el diario El Atlántico.

El segundo semanario

En el año de 1928, el profesor Modesto Herrera Munguía, acompañado por Antonio Núñez y con la cooperación de Mauricio Ramírez que escribe bajo el seudónimo El Indio, funda El Tiempo, “semanario de propaganda cultural” el 30 de septiembre de 1928. Aquí, como en “Olanchito Moderno”, se valora la importancia de la cultura, como medio para que “estos pueblos, estancados en otros tiempos, empiezan a sacudir su anquilosamiento para poner en acción sus variadas energías”. Buscan, en las palabras de El Indio, “un Olanchito grande, bajo todos sus aspectos”. En el curso de los años siguientes, Herrera se convertirá en el más grande divulgador científico de la ciudad y en uno de los más dignos y honrados mentores que se tenga memoria en la historia de la ciudad. Antonio Núñez se consagró a la educación rural con una dedicación y una entrega ejemplar. En tanto que Mauricio Ramírez, incursionó en la vida política, llegando a ser diputado durante el gobierno de Carías Andino y destacado empresario farmacéutico.

El tiempo de más periódicos

La siguiente generación de periodistas está compuesta por Ramón Amaya Amador, Dionisio Romero Narváez, Antonio Romero. Ramón Amaya Amador, después de aprender el oficio de impresor y periodista en “El Atlántico” bajo la tutoría de su pariente Ángel Moya Posas, regresa a Olanchito en 1943, año en que con Romero Narváez y Pablo Magín Romero, fundan el semanario Alerta que circulara hasta 1947, año en que Amaya Amador abandona el país para instalarse en Guatemala, en donde soplan vientos revolucionarios bajo la dirección de Juan José Arévalo. En esta fecha, Amaya Amador viaja a Guatemala. Unos meses antes de este viaje, Romero Narváez abandona Alerta para fundar sus propios periódicos, primero Patria y después La Razón. En 1948, deja Olanchito para dirigir, dentro de la campaña electoral a favor de Zúñiga Huete, el periódico LA TRIBUNA que se editaba en la ciudad puerto de La ceiba, el que había quedado sin director, en vista de la persecución y expulsión del doctor Enrique Ortez Pinel. La dirección de Patria es
confiada entonces a Efraín Ponce Tejeda, joven abogado recién graduado para entonces de la UNAM de la ciudad de México. Al regresar de La Ceiba, Romero Narváez no reasume la dirección de Patria, sino que funda otro semanario bajo el nombre de La Razón. Patria deja de circular y sólo reaparece algunos años después, sin que hasta ahora, tengamos explicaciones de las causas de tales decisiones.

En términos generales, este período es muy fructífero para la ciudad, en lo que se refiere a producciones periodísticas. Mario Soto Ramírez, en compañía de Ranulfo Rosales Urbina dirige el semanario “La Voz de Olanchito” que se contrapone ideológicamente con Alerta de Amaya Amador y Nicho Romero Narváez. Concluida la publicación de La Voz de Olanchito, porque Soto Ramírez deja la ciudad, Ranulfo Rosales Urbina funda Renovación, un pulcro semanario local, ideológicamente moderado y muy subordinado al bien decir y al fomento de las mejores relaciones entre los diferentes grupos sociales y económicos de la ciudad.

Cuatro años sin mencionar a Carías

La lectura atenta de “Alerta”, “Patria” y “La Razón”, permiten conocer la existencia de una censura previa de todo lo que allí se publica. En “Alerta” nunca se mencionó a Carías; ni en bien ni en mal. Amaya Amador y Romero Narváez, tienen además del talento y la hombría, para abstenerse de opinar en un clima de represión; y la capacidad para ignorar elegantemente, a un gobernante al cual consideran ilegítimo. En 1948, cuando queda claro que Carías Andino no buscará un nuevo período presidencial vía las reelecciones que había practicado en 1936 y 1942, Romero Narváez aumenta el tono crítico y hace proposiciones destinadas al cambio de las cosas, a favor de la transformación nacional y en dirección a la reconstrucción democrática del país. Por supuesto, ello le atrae discretas represiones que él mismo se encarga de contar con habilidad quirúrgica. En una oportunidad, es citado para que concurra, en el término de la distancia a Yoro, para rendirle cuentas al Gobernador Político del departamento. Aparentemente el aludido funcionario, sólo trata de cumplir la orden, sin exigirle mucho a Romero Narváez en vista que le conocía y sabía hasta dónde llegaba su tolerancia. En la crónica que al efecto escribió Romero Narváez no hay críticas a la conversación que sólo pasa a la historia como un ejemplo de un tiempo en donde la prudencia y la habilidad le permitieron a algunos escritores sobrevivir a los duros procedimientos de la dictadura.

La época de Gálvez y Lozano Díaz

Pese a los esfuerzos de los liberales, el general Carías no estaba dispuesto a entregarles el ejercicio del poder a la soberanía popular. Las cosas se hicieron tan difíciles para los candidatos liberales, que Zúñiga Huete renunció en 1948, a la candidatura presidencial, el Partido Liberal declaró que se abstenía de participar en el proceso por falta de garantías y el candidato presidencial se asiló en la Embajada de Cuba en Tegucigalpa. Gálvez Durón y Lozano Díaz, asumieron la titularidad del ejecutivo el 1 de enero de 1949, estableciendo un gobierno más suave, menos dominante sobre el pensamiento y la acción de la ciudadanía. Entonces fue evidente la disminución de la presión que se ejercía en contra de la prensa independiente o de oposición. Ello permitió que se expresasen los críticos y los opositores con un poco más de libertad. Romero Narváez y la nueva generación de escritores que iban forjándose en Olanchito: Max Sorto Batres, Juan Ramón Fúnez Herrera, Lisandro Quesada Bardales, Cecilio Dueñas Quezada,
Reynaldo Rosales Narváez, Carlos  Urcina Ramos y Juan Ramón Martínez, pudieron abordar los problemas de la ciudad y del país, dentro de una perspectiva más amplia. En este período, en la ciudad circulaban dos semanarios: Patria que dirigía Dionisio Romero Narváez y Renovación bajo la tutela de Ranulfo Rosales Urbina. A finales de la década de los cincuenta, jóvenes estudiantes y escritores de vocación natural, fundan y dirigen periódicos de escasa duración; pero de alguna influencia entre las generaciones que los incuban. Entre ellos hay que señalar La Palabra, dirigida por Cecilio Dueñas Quezada, el Istmo de Lisandro Quesada Bardales, La Pulga de Felipe López Hernández y La Semana de Lisandro Quezada y Roger Orellana Irías. Estas dos últimas publicaciones, se editan en La Ceiba, porque para entonces la señora Caridad viuda de Ponce ha cerrado la Imprenta Gardel.

El primer periódico estudiantil

En 1950, los estudiantes del último curso del Instituto Francisco J. Mejía, editaron en los últimos meses de ese año el quincenario Rendición Estudiantil. Tenía el periódico –del cual tenemos varios ejemplares, copias de los que existen en el archivo nacional– una  dirección colegiada integrada por Reinaldo Rosales, Juan Ramón Cálix, Olivia Cartagena y Terencio Puerto. Era una publicación seria que se refería a los sueños y afanes estudiantiles, el análisis de los problemas de la colectividad, Honduras como destino para todos y los cambios que había que introducir en la vida de la ciudad. Contaba además con una amena sección social, donde a la distancia nos podemos enterar quienes eran los estudiantes y los sueños que los animaban.

La fundación del Bloque de Prensa

Para finales de la década de los cincuenta, se había iniciado la fundación de Bloques de Prensa en cada una de las principales ciudades de la Costa Norte, especialmente, en donde circulaba alguna publicación periódica y residían intelectuales con interés en el cultivo y desarrollo de la cultura. El Bloque de Prensa de Olanchito, fue organizado por iniciativa y motivación del Bloque de Prensa de La Ceiba. Originalmente formaron parte del mismo Ranulfo Rosales Urbina, Mauricio Ramírez, Francisco Murillo Soto, Lino Ernesto Santos, Ramón Durán, Pablo Magín Romero, Jesús Medina Nolasco, Juan Ramón Fúnez Herrera y Carlos Urcina Ramos. Posteriormente fueron integrados en 1960, como nuevos miembros, Juan Ramón Martínez y Humberto Caballero. Dionisio Romero Narváez no integra esta organización porque para entonces residía en San Pedro Sula en donde ejercía la dirección del diario Correo del Norte.

Romero Narváez, Director de Correo del Norte

En 1969, Dionisio Romero Narváez es nombrado por Villeda Morales, director del diario Correo del Norte, órgano semi oficial del gobierno que se edita en San Pedro Sula. La dirección del semanario Patria, es confiada a Juan Ramón Fúnez Herrera que la mantiene en forma ordenada y crítica, hasta que le toca viajar a Tegucigalpa a iniciar sus estudios universitarios. La dirección del semanario es confiada a Carlos Urbina Ramos y la administración a Juan Ramón Martínez que, además, escribía notas periodísticas varias y se encargaba en momentos de escribir artículos de fondo que suscribe y el editorial del semanario. Durante este período es colaborador asiduo, desde una columna que no firma, llamada “Puntero Semanal”, Max Sorto Batres. Por problemas personales, Carlos Urcina Ramos deja la dirección del periódico a Juan Ramón Martínez el que edita un número y el siguiente, comparte la responsabilidad con Lisandro Quesada Bardales. Este segundo número es valorado como ofensivo por la dirigencia local del Partido Naci
onal, la que logra el cierre de la imprenta con lo cual concluye la publicación periódica del último semanario permanente de la ciudad de Olanchito. Ello ocurrió en el año 1962. Renovación de Arnulfo Rosales Urbina, había dejado de circular, pacíficamente, algunos meses antes.

Los primeros periodistas radiales

Simultáneamente, a principios de los sesenta del siglo pasado, (1961) Luis Enrique Aguiluz instaló en la ciudad, la primera emisora de radio. Radio Mercurio atrajo a una hornada de jóvenes interesados en la comunicación entre los que destacan Carlos Urcina Ramos, que es el líder, Felipe López Hernández (Pecadora) corresponsal de los noticiarios de HRN, Juan Fernando Ávila Posas, Max Gil Santos y Juan Ramón Martínez. En la emisora se produjeron y difundieron dos noticiarios. Uno dirigido por Carlos Urcina “Noticiario Internacional” y el otro por Juan Ramón Martínez con la cooperación de Juan Fernando Ávila Posas (Aquí, El Pueblo); y José Rascoff Munguía. Al año siguiente; y por exigencias de la campaña electoral Lisandro Quesada y Roger Orellana Irías fundaron un radio periódico de carácter político, con el fin de hacerle campaña al Partido Liberal y promover la candidatura de Orellana Irías como alcalde de la ciudad. A principios de 1963, Juan Ramón Martínez dejó la ciudad, para continuar estudios superiores en la Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán, en donde se graduó como maestro en Ciencias Sociales. Entre 1965 y 1967, se desempeñó como director del Instituto John F. Kennedy en la ciudad de Langue, en el departamento de Valle. Aquí, con la cooperación de Carlos Laínez, Óscar Nolasco y los alumnos del tercer curso del instituto funda y mantiene en circulación durante más de un año, el semanario “Futuro”. Desde esa fecha, hasta 1977, Martínez se mantuvo en silencio, dedicado a la enseñanza y a la promoción del servicio social a los más pobres del país, desde un cargo en Caritas de Honduras. Reinició su carrera periodística en febrero de 1977 en ocasión del inicio de operaciones de LA TRIBUNA. En este periódico, también escribió durante muchos años, con brillo y valentía singular, Lisandro Quezada; y lo continúa haciendo, Juan Fernando Ávila Posas y Nesy Martínez, nacida en el Valle Arriba de la hermosa ciudad norteña, ahora conocida como Ciudad Cívica.

Radio Lux

Sixto Quezada Soto, diputado liberal en el Congreso Nacional, Lino E. Santos empresario y corresponsal de El Cronista en Olanchito y otros socios, montaron en 1962 una emisora mucho más fuerte y con una audiencia mayor. Se llamó Radio Lux. Aquí siguen participando Blanca Amalia Sánchez, Luis Enrique Aguiluz, Carlos Urcina, José Rascoff Munguía, Elsy Rascoff Munguía, Nery Arteaga, Dagoberto Luján, Jorge Zelaya y Juan Fernando Ávila Posas. De este grupo, hacen carrera profesional en la radiodifusión Nery Arteaga, Jorge Zelaya y Dogoberto Luján. Arteaga viaja a Tegucigalpa a trabajar durante varios años en HRN, la catedral de la locución nacional. Aquí, impone su buena voz, su dicción impecable y su talento natural para leer noticias. Posteriormente incursiona en la televisión. Actualmente maneja un programa televisivo en Canal 13 de Tegucigalpa. Igual cosa hacen Jorge Zelaya y Dagoberto Luján que vienen a estudiar a Tegucigalpa y se incorporan a la radiodifusión, especialmente en las transmisiones deportivas de
HRN. Posteriormente Zelaya se integra en la televisión, en donde actualmente presenta uno de los noticiarios de mayor audiencia a nivel nacional en Canal 5 de Televicentro. Unos años después, se suma a este elenco informativo Melvin Paguaga, que hace reportajes para el noticiario dirigido por Jorge Zelaya en Canal 5. Es interesante señalar que aquí, en esta emisora fundó en 1964, un radio periódico Dionisio Romero Narváez en que, durante cinco años, estudia los problemas de la ciudad, orienta políticamente a la ciudadanía para que sobreviva a la dictadura de Osvaldo López Arellano y para que no decaiga en su fe en la libertad y la democracia. Romero Narváez falleció en Olanchito en 1969.

Los corresponsales asociados

Los más famosos corresponsales radiales de toda la historia de la ciudad, fueron Maximino Sorto Batres y Santiago Saybe Mejía. Empezaron sus servicios de noticias en 1976. Uno escribía y el otro leía. De modo que resultaba agradable escuchar noticias de Olanchito en sus voces que se alternaban inteligentemente, reportaban diariamente sobre los principales acontecimientos de la ciudad, especialmente los referidos a los sucesos acaecidos, fundamentalmente en los alrededores, aldeas y campos bananeros. El nombre de corresponsales asociados le fue aplicado por Rodrigo Wong Arévalo, director de Radio América, que era la cadena radial donde se escuchaban las voces de los dos corresponsales radiales más famosos que ha tenido Olanchito en toda su historia. Los corresponsales asociados concluyeron su labor, con la muerte de Max Sorto Batres, hace unos tres años aproximadamente.

El periodismo televisivo

La televisión llegó, vía cable, a Olanchito en marzo 1982. El empresario Efraín Núñez montó y operó el primer servicio de televisión por cable en la ciudad. Posteriormente se organizaron en diferentes barrios de la ciudad, asociaciones cooperativas en que los socios adquirían el equipo, se daban asimismo el servicio y pagaban los gastos de mantenimiento y operación de su propio sistema de televisión vía cable.

Santiago Saybe Mejía, del cual nos hemos ocupado líneas atrás, fundó en 1997 el primer noticiario televisivo de la ciudad. Al principio, durante cuatro años, lo hace mediante un canal abierto –Sistema de Televisión Olanchito– que tiene una cobertura regional en la casi totalidad del valle del Aguán y sus alrededores. En el noticiario se destacan sus hijos Santiago Saybe Romero –que hizo estudios de periodismo en la UNAH– y Gustavo Saybe Romero.

Otros columnistas

Marel Medina Bardales, es después de Amaya Amador, Dionisio Romero Narváez y Juan Ramón Martínez, uno de los más dedicados y constantes columnistas de la prensa nacional. Su especialidad es la economía y el desarrollo. Pero en los últimos tiempos, obligado por las circunstancias, ha terciado en la discusión política, con mucha agresividad y valentía. Mario Cálix, estudió periodismo en la UNAH y durante cerca de veinte años trabajó en El Heraldo. Regresó a Olanchito, durante algún tiempo editó un suplemento en el interior de El Heraldo dedicado a las actividades de su ciudad natal. Manuel Salinas Paguada realizó una importante labor en el periodismo cultural del país. Una vez graduado en una universidad europea, empezó publicando La Tribuna Cultural en LA TRIBUNA en donde le dio paso a las mejores producciones nacionales e internacionales. A su muerte, ocurrida cuando Manuel Salinas tenía mucho que darle a la cultura nacional, le sucede en la dirección de La Tribuna Cultural, Juan Ramón Martínez que la produce en forma dominical en el Diario LA TRIBUNA en donde la fundara Salinas. En tanto, en San Pedro Sula, se han destacado con mucho brillo y pundonor, Armando García –en La Prensa– Marco Tulio Delarca que durante un tiempo escribiera para “Tiempo” y Mario Berríos que, con valentía y valiosa información documental, escribe en este importante rotativo sampedrano. De las más jóvenes generaciones de periodistas en activo de la ciudad de Olanchito, tanto los que trabajan en radio como en televisión, nos ocuparemos en otro artículo.

Juan Ramón Martínez
Tegucigalpa, agosto 17 del 2009.