Carías Andino, a los 18 años entró a la turbulencia política

Mario Argueta

Tiburcio Carías Andino nació en el barrio Los Dolores de Tegucigalpa, el 15 de marzo de 1876, el mismo año que Marco Aurelio Soto ascendió al poder. Sus padres fueron Calixto Carías Galindo y Sara Francisca Andino Rivera. Recibió la educación primaria en la escuela de Mauricio White y, en 1893, se graduó de Bachiller en Filosofía en el Instituto Espíritu del Siglo, rectorado por el presbítero Antonio Ramón Vallejo.

Se licenció en Jurisprudencia el 16 de noviembre de 1898, en la Universidad Central de Honduras, con la tesis “El establecimiento de las máquinas ha mejorado la condición de las clases menesterosas”. Y, muy pronto, el 30 de noviembre del mismo año, se acreditó como abogado y notario. En 1900 fue magistrado en la Corte Segunda de Apelaciones de Tegucigalpa y, al año siguiente, fue nombrado director de la escuela primaria de varones en Tegucigalpa. Impartió clases de aritmética, álgebra y geometría en el Instituto El Porvenir, cuyo director era el escritor Esteban Guardiola. También fue catedrático de Derecho penal en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas de la Universidad Central de Honduras.

Con apenas dieciocho años se inició en la turbulencia política de la época, pues acompaña su padre en la campaña militar contra el gobierno de Ponciano Leiva, en 1892. En el municipio de Tatumbla, en 1893, recibió su bautizo de fuego en las guerras civiles, luchando al lado del caudillo liberal Policarpo Bonilla quien, con el apoyo del presidente de Nicaragua José Santos Zelaya, derrocó el gobierno de Domingo Vásquez.

También fue un opositor al gobierno de Terencio Sierra, cuyo congreso, controlado por los liberales, no reconoció el triunfo electoral de Manuel Bonilla Chirinos. En febrero de 1903 participó en la derrota del gobierno de Sierra, en El Aceituno y Coray, departamento de Valle; ese mismo año se le confirió el grado de coronel y contrajo matrimonio con Elena Castillo Barahona, su leal compañera de toda la vida, con quien procreó cinco hijos.

Sin embargo, pronto estaría luchando contra Manuel Bonilla quien, en febrero de 1904, asumió plenos poderes y disolvió el congreso. Entonces, Carías se unió a la campaña militar conducida por el general Miguel Rafael Dávila. Los liberales derrocaron el gobierno de Bonilla en marzo de 1907, y Dávila asumió la presidencia de la República.

Por su destacada participación en este conflicto recibió el grado de General de Brigada, y fue nombrado gobernador político y comandante de armas de Copán. En marzo d 1908 también se le nombró comandante de armas de Cortés, con asiento en San Pedro Sula. En 1910 ascendió a General de División, después de defender la plaza de San Pedro Sula contra una nueva invasión de Manuel Bonilla. Pero Miguel R. Dávila fue obligado a renunciar a favor de Bonilla en marzo de 1911, y Carías Andino tuvo que emigrar a San Salvador. Cuando regresó a Honduras en 1914 –después de la muerte de Bonilla en 1913-, se asentó en la comunidad de Zambrano, al norte de Tegucigalpa, donde se dedicó a labores agrícolas en tierras de su propiedad1.

Aunque trató de mantenerse al margen de la actividad política por algún tiempo, en 1919 ya era vocal del Comité Central del Partido Nacional Democrático y redactor del periódico El Demócrata, vocero de ese partido, cuya membresía provenía principalmente del Partido Liberal Constitucional, fundado por Francisco Bertrand en 1916.

Cuando en 1921 murió Alberto Membreño, uno de los fundadores del Partido Nacional Democrático fue rebautizado como Partido Nacional. Junto con Paulino Valladares y otras personalidades, se dedicó a organizar la maquinaria del partido en la capital y otras ciudades de la Corte Norte, mediante la formación de clubes, que facilitaron la afiliación de millares de ciudadanos.

La nueva organización era conservadora en temas sociales y económicos, interesada principalmente en recuperar las finanzas gubernamentales y en estimular la inversión extranjera. No obstante, reflejó muchas de las aspiraciones de la generación de hondureños que creció cansada de las guerras civiles que habían desorganizado la economía del país e impedían la administración efectiva del gobierno2.

Tiburcio Carías supo interpretar estos anhelos y, a su manera, creó las condiciones para establecer el orden, aunque no el progreso ni la democracia. Odiado y amado, temido y respetado, implacable con sus enemigos, tolerante y generoso con sus fieles, él es el artífice de una época que marcó con huella indeleble a toda una generación de compatriotas, como lo demuestran estas páginas.

1 Datos biográficos de Carías Andino tomados de: Gloria Esperanza Ferrera, et al. Gobierno del General Tiburcio Carías Andino: Marco histórico. Tesis para optar a la licenciatura en Historia, UNAH, Tegucigalpa, 1985.

2 Véase: Thomas J. Dodd. Portrait of a Honduran Political Leader. Baton Rouge, LSU Press, 2005.

Fuente: Tiburcio Carías, Anatemia de una Época, editorial Guaymuras Tegucigalpa, 2008.